Joaquín Morales Solá: un campeón en el arte de la retórica.
En lo que va del año 2010, Joaquín Morales Solá publicó 12 textos en su columna habitual, en La Nación. Once fechados en febrero, ya que en enero estuvo de vacaciones. Sin embargo, hay uno de enero, que lleva fecha del 2, y que seguramente dejó escrito antes de partir. A éste, pues, lo meto en las de febrero. Esos doce textos contienen catorce mil trescientas palabras.
A Néstor Kirchner, ya sea mencionado como “Kirchner” o como “Néstor Kirchner,” lo menciona 61 veces.
A la Presidenta Cristina Fernández la menciona en 32 oportunidades. Sin embargo, es interesante destacar que la Presidenta es “Cristina Kirchner” 25 veces, y “Cristina” a secas, 7 veces. Ni una sola vez la Presidenta es “Cristina Fernández”, ni siquiera “Cristina Fernández de Kirchner”, para usar la anacrónica forma de los nombres de las mujeres casadas.
Pero mucho más interesante aún es remarcar que “Los Kirchner” (38 veces) y “matrimonio presidencial” (10) o “diarquía presidencial” (1), o “dinastía presidencial” (1) están mencionados para representar la función presidencial 50 veces.
Ambos recursos: nihilizar el apellido Fernández, y adosar la persona de Cristina Fernández a la de su marido para aludir a acciones presidenciales que ejerce la Presidenta obedecen al propósito de instalar la figura de que la Presidenta es el títere de Néstor Kirchner.
La nihilización del apellido de la Presidenta, que más que un acto de nihilización real es una auténtica desaparición retórica de la identidad de Cristina, tiene un sólo propósito: ningunearla. Es la expresión culturosa del más coloquial “no existís” del resentido doblado por la furia, el odio o la mera envidia. Es lamentable, pero es así. No significa esto que Morales Solá crea que Cristina Fernández no existe. Todo lo contrario. ¡Más bien que tiene plena conciencia de que existe! Es, simplemente, la voluntad de instalar esa idea falsa entre sus clientes, sus lectores. Y lo ha logrado, claro. Los lectores de Morales Solá, y de otros que como él repiten la misma cantinela, creen ciegamente en lo que les han vendido. El famoso repite, repite, que al final lo impondrás.
Luego de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, los más mencionados en este período por Morales son: Carlos Menem (18), Carlos Verna (15), Carlos Reutemann (13), y Martín Redrado (12). Después siguen, con menos de 10 menciones, una no muy extensa lista de políticos y funcionarios. Una curiosidad: Eduardo Duhalde y Guillermo Moreno empatan en las menciones, cuatro veces cada uno.
Pero la parte más entretenida de este análisis es lo que sigue:
A Néstor Kirchner, ya sea mencionado como “Kirchner” o como “Néstor Kirchner,” lo menciona 61 veces.
A la Presidenta Cristina Fernández la menciona en 32 oportunidades. Sin embargo, es interesante destacar que la Presidenta es “Cristina Kirchner” 25 veces, y “Cristina” a secas, 7 veces. Ni una sola vez la Presidenta es “Cristina Fernández”, ni siquiera “Cristina Fernández de Kirchner”, para usar la anacrónica forma de los nombres de las mujeres casadas.
Pero mucho más interesante aún es remarcar que “Los Kirchner” (38 veces) y “matrimonio presidencial” (10) o “diarquía presidencial” (1), o “dinastía presidencial” (1) están mencionados para representar la función presidencial 50 veces.
Ambos recursos: nihilizar el apellido Fernández, y adosar la persona de Cristina Fernández a la de su marido para aludir a acciones presidenciales que ejerce la Presidenta obedecen al propósito de instalar la figura de que la Presidenta es el títere de Néstor Kirchner.
La nihilización del apellido de la Presidenta, que más que un acto de nihilización real es una auténtica desaparición retórica de la identidad de Cristina, tiene un sólo propósito: ningunearla. Es la expresión culturosa del más coloquial “no existís” del resentido doblado por la furia, el odio o la mera envidia. Es lamentable, pero es así. No significa esto que Morales Solá crea que Cristina Fernández no existe. Todo lo contrario. ¡Más bien que tiene plena conciencia de que existe! Es, simplemente, la voluntad de instalar esa idea falsa entre sus clientes, sus lectores. Y lo ha logrado, claro. Los lectores de Morales Solá, y de otros que como él repiten la misma cantinela, creen ciegamente en lo que les han vendido. El famoso repite, repite, que al final lo impondrás.
Luego de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, los más mencionados en este período por Morales son: Carlos Menem (18), Carlos Verna (15), Carlos Reutemann (13), y Martín Redrado (12). Después siguen, con menos de 10 menciones, una no muy extensa lista de políticos y funcionarios. Una curiosidad: Eduardo Duhalde y Guillermo Moreno empatan en las menciones, cuatro veces cada uno.
Pero la parte más entretenida de este análisis es lo que sigue:
Adjetivación, énfasis y uso malévolo de la polisemia
En los textos analizados, Joaquín Morales Solá crea estas expresiones, mediante la adjetivación, los énfasis y el uso deliberado de la polisemia:
dinastía gobernante
diarquía gobernante
seis interminables meses.
peronista hecho y derecho. [por Carlos Reutemann]
[el] despótico Moreno (inevitablemente me recuerda al divino Patroclo)
enorme crisis de enero **
atufados en Olivos
manotazos a recursos ajenos
confiscatorias retenciones agropecuarias
sustracción de las reservas nacionales.
divagaciones parara apropiarse de la renta petrolera
barnizar de grisura la inexistente política exterior. [Papel de Taiana en la Cancillería]
manotazo a la renta agropecuaria
metáforas orilleras [por las Anibaladas]
despojar a Papel Prensa de sus verdaderos dueños ***
tifón de inflación.
La elección de vocablos polisémicos, en estos textos que se analizan, tiene un único propósito y es malévolo: insultar, basurear, despreciar con uno de los múltiples significados de la palabra amparándose en los otros significados, inocentes, del vocablo. Morales Solá utilizó dos en este período que se analiza aquí:
Uno: el verbo atufar y su derivado atufado es una perfecta muestra del uso malévolo (y bastante rebuscado, lo cual refuerza la idea de advertir en ello una intención malévola) que se le pueda dar a este tipo de vocablos: Significa tanto trastornar con el tufo // emanación gaseosa, como enfadar, enojar.
El otro vocablo elegido por Morales Solá es sustracción, de sustraer, cuyo significado de apartar, separar, extraer en una acepción acabó deformándose para convertirse en sinónimo de robar o hurtar en la otra acepción.
Paso ahora a un análisis de algunos de los énfasis de Morales Solá:
(*) seis interminables meses. Son los que transcurrieron entre las elecciones de junio y el inicio de las sesiones ordinarias de hoy con la nueva composición de las cámaras. Período en el cual se aprobó la ley de medios, la ley de reforma política y se instauró el régimen de asignación universal por hijo. Fueron estas leyes las que hicieron interminables para Morales Solá esos seis meses.
(**) enorme crisis de enero. Se refiere aquí al culebrón Redrado. Aquí hay como una suerte de polisemia imperfecta. Enorme significa tanto desmedido o exagerado como perverso o torpe. Sin embargo, y aunque no esté aceptado por la Real Academia, el uso de enorme por muy grande está generalizado. En efecto: el culebrón desatado por Redrado y sus mandantes fue a la vez perverso y exagerado. Pero creo que Morales Solá quiso que su lector tomara enorme por grave, muy grande. De todas maneras, como estuvo de vacaciones durante enero y conoció la cosa de oídas, es posible que Morales Solá no haya podido medir la enormidad de una crisis que no existió más que como opereta mediática.
(***) Despojar a Papel Prensa de sus verdaderos dueños. Esto es lo más interesante de todo y muestra la habilidad de este hombre con las palabras. Aquí verdadero es equivalente a real y efectivo. Imaginar que verdadero pudiera ser aquí el equivalente a lo contrario de falso sería una estupidez, pues conduciría al absurdo de considerar que un bien podría tener un dueño verdadero y uno falso. Así que verdadero, en este contexto, va por real y efectivo. Hasta donde yo sé, los dueños de PP son Clarín, La Nación y el propio Estado. Así que la intentona que imagina y pretende referir Morales Solá no sería un intento del Gobierno de despojar a una empresa de sus dueños, sino una disputa entre sus dueños, es decir, una disputa entre socios. A menos, claro, que Morales insinúe que dos de los dueños son verdaderos (reales y efectivos) y el otro un dueño no verdadero (virtual y no operativo). De todos modos, el editorialista que no acepta comentarios de sus lectores se cuidó de escribir despojar a Papel Prensa de sus verdaderos dueños y no despojar de Papel Prensa a sus verdaderos dueños, que podría ser, dicho sea al pasar, lo que el lector que poca o ninguna bola le da a las partículas del idioma cuando lee, interpreara que lee.
¿Que es lo mismo? No, no es lo mismo. Despojar a la empresa de sus dueños reales y efectivos (operatividad, gerenciamiento -a través de regulaciones, política de precios, multas, etc.) no es lo mismo que despojar de la empresa a sus dueños. Esto sería expropiación. Que el lector desavisado crea que Morales Solá denuncia en su texto que Cristina Fernández pretende expropiar o estatizar PP, eso es culpa del lector, de puro despistado que es.
En fin: Joaquín Morales Solá es un hábil redactor. Uno de los mejores en el arte de zaherir con la palabra escrita. Uno de los más hábiles en el arte de instalar goteras permanentes en las azoteas. Un campeón en eso de instalar eslóganes y muletillas. Tiene, para decirlo con el lenguaje que les es tan grato a estos tipos: una enorme capacidad de daño.
Por último y nada más que como digresión. Hay libros de gramática que afirman que esto esta bien: "¿Hubiera criticado Cristina Kirchner a Barack Obama si supiera que es una jefa de Estado considerada por Washington?" Yo prefiero el si hubiera, entonces habría al si hubiera, entonces hubiera, pero... para gustos están los colores.
Alfredo Arri
o0o
Alfredo,
ResponderEliminarTe conocí por recomendación de Emiliano, del cual soy compañero de laburo y creo que futuro amigo.
Le pregunté si estabas interesado en crear un grupo de estudio de filosofía contemporánea y me dijo que te mandara un email.
A principios de abril voy a comenzar Cooperativismo en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo. Y me encantaría conformar un grupo de estudios filosóficos no académico. Particularmente me interesan Foucault, Sartre, Deleuze, Adorno y creo que vos podrás aportar el resto para discutirlos y aprenderlos. Entre otros semiólogos muy ricos como Mijaíl Bajtín, etc.
Un abrazo y te felicito por el exhausto análisis.
Hola, Oscar.
ResponderEliminarTe contesto parcialmente por este medio, ya que este sistema no me permite conocer el mail de quien posteó.
Te daré a través de Emiliano mi mail, y a través del correo nos comunicaremos a la brevedad.
Gracias por escribir.
Alfredo.