miércoles, 3 de marzo de 2010

Morales Solá mandó en cana a Lorenzetti.

Crítica de medios. Las palabras y las cosas.

Códigos que crujen.
Una muestra más del eximio arte de Joaquín Morales Solá.

En su columna habitual en La Nación (en estos últimos tiempos una cada cuarenta y ocho horas en promedio), escribió hoy el mejor periodista de la Argentina, según la Academia de Ciencias de la Comunicación de Perfil.

Escribió este señor (las negritas son mías):

La propia Presidenta viene sosteniendo, en reuniones privadas con altos exponentes del Estado, que la Justicia busca su destitución con un método parecido al que tumbó en Honduras al ex presidente Manuel Zelaya. Se lo dijo de frente en una reunión a solas al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti.

fuente: Morales Solá y el juicio político a la Presidenta.


O sea que: O bien Cristina Fernández llamó por teléfono a Joaquín Morales para contarle su conversación a solas con el jefe de la Corte Suprema de Justicia; o fue éste quien lo llamó. ¿Voce que cree?

Ahora bien. Tal como lo dije en una entrada anterior, Joaquín Morales Solá es uno de los más hábiles artesanos de la palabra. En el gremio de los que están para bajar línea del poder real, es el mejor. Sabe cómo zaherir; sabe como instaurar sensaciones en las personas desavisadas.

En esa entrada, fundé ese dictamen con un estudio de doce de sus textos. Es experto. No comete errores. Y mucho menos del tipo que se destaca aquí. Y esta cita que traje de su texto de hoy no es un error. Nadie lo dude. Es un metamensaje a Ricardo Lorenzetti: Mirá, hermano, que puedo hablar. La cosa entró en terrenos de definiciones y no vamos a tolerar a nadie que se haga el desentendido. Así como deschavé esto, puedo deschavar todo lo que quiera.

El texto de hoy de don Joaquín Morales tiene otras perlitas. Pero han sido ampliamente comentadas por mil medios, entre tirios y troyanos, así que no voy a insistir en ello. Pero ésta que destaqué, nadie lo dude, es un metamensaje. Y, dadas las diferencias respecto al rol institucional entre uno y otro -uno Ministro de la corte y el otro un pendolista- no deja de ser grave. En mi barrio a eso no llaman metamensaje. Lo llaman directamente mensaje. El adjetivo póngalo usted, lector.


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