Más sobre Mercedes Marcó del Pont y la marcha de la política nacional.
Mientras en Pagina/12 Héctor Valle, presidente de FIDE, y luego de exponer sobradamente los valores profesionales y morales de Mercedes Marcó del Pont -"por quien pongo las manos en el fuego, algo que no suelo hacer", dice en su texto-, termina el mismo con este categórico párrafo:
Pero no cabe duda de que éstos serían sólo los primeros pasos que dé el conglomerado [por la cáfila opositora]. Van por todo; van por el gobierno popular, ya lo hicieron en 1955. Por eso, al defender a Mercedes estamos defendiendo al gobierno de Cristina. Que quede claro.
fuente: Pagina/12 Héctor Valle, Una larga militancia.
mientras en Página/12 se publica este texto de Héctor Valle hoy, decía, en La Nación, Joaquín Morales Solá, da los argumentos políticos, jurídicos y morales que habrá de usar la runfla para la ejecución definitiva de la venganza en la persona de Mercedes Marcó del Pont. Hicieron las cosas mal: quedaron muy en evidencia ante la opinión pública, así que muy probablemente la citarán de nuevo para despedirla de nuevo. Pero, ahora, prolijamente, según los argumentos que les proporciona Morales Solá:
Marcó del Pont cree en la teoría de que los Kirchner son el último bastión de contención de la denominada "derecha". Por eso cometió todos los zafarranchos que cometió el lunes pasado. La mayoría opositora decidió que en su decisión debía pesar, más que los antecedentes, la mala praxis del lunes; el rechazo fue, por lo tanto, in limine, en el umbral mismo del tribunal que la evaluó.
fuente: Morales Solá: A un paso de la rebeldía.
Pero más allá de esto, que no significa otra cosa que la confirmación de la condena a la muerte mediática de Marcó del Pont para el resto de su carrera (luego de la consolidación del golpe), por haberse atrevido a no comportarse como mandan los canones de la todavía funesta y dañina patria financiera, lo más malévolo del texto de Morales Solá de hoy es su nueva vuelta de tuerca en el abono al terreno golpista.
Escribe el escriba:
Quiérase o no, lo cierto es que la oposición también estaba ayer encerrada en un laberinto. ¿Cómo reaccionar ante un gobierno que decidió decretar la inexistencia de los otros dos poderes constitucionales? ¿Un pedido de juicio político a la Presidenta no le serviría al matrimonio gobernante para declarar, por fin, que se cumplió el vaticinio de la destitución? ¿No sería ése el mejor escenario para reproducir aquí el proceso hondureño que terminó con el gobierno de Manuel Zelaya? ¿No aspiran acaso los Kirchner a ser Zelaya? ¿Qué hacer, desde otro punto de vista, con una administración que se niega a la revisión parlamentaria y al juicio de los jueces y sólo se pone en manos de la posteridad, según el anticipo de Cristina Kirchner?
Orden directa a la runfla: ¡a por el juicio político! Pero como sabe el periodista que esto no es posible, por razones de peso específico, deja flotando la idea -que ya volverá a retomar, no tengan dudas- y mete otra:
Sea como sea, la Argentina entró ayer con un ritmo de vértigo en una de las cíclicas fases en las que su política pierde el sentido de la razón y comienza a girar en el vacío.
Vacío. Más claro, echále agua.
Morales Solá ya recurrió unas cuatro veces en lo que va del año a la evocación al golpe de Estado blanco en Honduras, primero de este siglo y de ese tipo en esta parte del mundo. (Los primeros fueron en Europa del Esta y Balcanes.) Según él, están dados los elementos del golpe que desalojó a Mel Zelaya, aunque, claro, le achaca al propio kirchnerismo la búsqueda de ese fin. Cabría preguntarle a Morales Solá: Si están dados aquí todos los elementos del golpe hondureño, ¿está también el general Romeo Vásquez Velásquez autóctono para sacar en piyama a los Kirchner en alguna madrugada de Dios?
Escribe el columnista estrella de la derecha cerril: "La Presidenta se colocó ayer, técnicamente, en situación de rebeldía ante la Justicia." Error: No se colocó técnicamente: se colocó conscientemente y por propia voluntad en situación de rebeldía ante una justicia que a esta altura de la soirée, ¡quién lo duda!, es una auténtica justicia del palo.
¿A quién se le puede ocurrir que una jueza de primera instancia, en el fuero que sea, podría estar capacitada para ordenar cómo se debe manejar la economía de un país? ¿Quién carajo la eligió? ¿Quién carajo la votó? No pueden hacerlo ni siquiera los legisladores de la runfla, de puro ineptos que son, menos podría hacerlo una jueza de primera instancia. Ni tampoco los jueces de una cámara. Esto es un tema insitucional, para la Corte Suprema de Justicia que -¡ni se les ocurra!- no habrá de cometer un desaguisado como la tristemente célebre Acordada del 10 de setiembre de 1930. Hoy no están en la Corte ninguno de estos penosos personajes de la Historia argentina: José Figueroa Alcorta, Roberto Repetto, Ricardo Guido Lavalle, Antonio Sagarna y Horacio Rodríguez Larreta.
La realidad de los hechos del país real es que Morales Solá, sus empleadores, los políticos de la cáfila y los jueces del palo se deshacen hablando de administración y gestión cuando refieren el papel del Ejecutivo al mismo tiempo que hacen hasta lo imposible para que el Ejecutivo no pueda gerenciar.
Se quejan de que los ciudadanos miremos con desconfianza a la Justicia. Hermano: la desconfianza que le tenemos a la Justicia los ciudadanos de a pie es visceral, atávica. ¿No leíste el Martín Fierro acaso? Hay jueces del palo. Y los jueces del palo fallan a favor de los suyos y saben que para darle con la cantramilla están los que no son del palo. Qué duda cabe.
La Presidenta ha dicho: no permitiré que un juez nos lleve al default. Y si me juzgan, allá ellos. Nunca, jamás en la historia argentina, al menos en los últimos sesenta años, tuvimos un Presidente con la pelotas tan bien puestas. Que, para ruina de la metáfora chusca y bendición para el género, es una Presidenta.
Lo único que faltaría aquí es que Cristina Fernández o Mercedes Marcó del Pont terminasen procesadas penalmente. Entonces sí: ya sería el colmo.
En el caso de Mercedes Marcó del Pont, sería el colmo por los antecedentes y referencias, tales como las manifestadas por Héctor Valle en Pagina/12 hoy y citadas al comienzo de esta entrada, y mil testimonios más. Y en el caso de Cristina Fernéndez, sería el colmo, por varias razones. Por ejemplo, por lo publicado por Carlos Gabetta en su editorial de este mes en Le Monde Diplomatique: "Hasta el intento de transparencia económica del matrimonio Kirchner, ejemplar en comparación con la abrumadora mayoría de los ricos de este país -entre ellos numerosos sindicalistas- es en definitiva torpe y contradictorio." Y, además, por la simple observación que puede hacer el ciudadano de a pie. Si los Kirchner son corruptos, hermano, entonces los que nos gobernaron hasta aquí han sido directamente la encarnación del diablo en la tierra. ¡Otra que Madoff!
Francamente: estamos hartos de que toda la basura mediática y sus cloacas al pie de cada nota repitan hasta el hartazgo sobre la corrupción K. Repodridos. ¡A mí, que tengo sesenta y pico de años de observar atentamente la política nacional me van a hablar de chorros que han hecho de la gestión pública la única fuente de su enorme fortuna personal! ¿Quieren que haga una lista real y no virtual? Nada mas me bastaría con hacer recordar a los desmemoriados que hubo quienes hicieron saltar por los aires media ciudad cordobesa para ocultar las pruebas de un negociado bochornoso para la dignidad nacional. No sé cuántos muertos se cargaron.
El golpe está en marcha. La táctica de los golpistas es pegar y pegar, todo el tiempo, sin dar un minuto de respiro. Medios adictos a la mentira más burda; políticos de pasado vergonzoso hablando de republicanismo; ex funcionarios que hicieron verdaderos desastres en su momento juzgando críticamente ahora a un gobierno exitoso; jueces irresponsables; analistas malévolos; charlatanes de feria y mucho, mucho dinero aceitando toda la maquinaria golpista.
Morales Solá anuncia el vacío. Pero, ¡será de Dios!
Alfredo Arri.
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