Bitácora del ciudadano.
Proyecto Sur y la deuda externa.
A mí me suena a cuanto peor, mejor.
Gobernar no es para todos, che.
Leo en Pagina/12 de hoy un artículo de Alcira Argumedo, que lleva por título De eso no se habla y que fija la posición de su partido frente al tema de la deuda externa y su pago o no pago y, en el caso de su pago, si con reservas o no. La exposición de la dirigente de la fracción política de izquierda Proyecto Sur es clara y el lector podrá leerla clicando en el enlace.
Para Proyecto Sur, de lo que no se habla (en el oficialismo) es de cómo pagar la deuda sin tocar las reservas ni producir ajustes, esto es metiendo impuestos a lo que Proyecto Sur considera los socios del poder: las empresas energéticas que privatizó el menemato e impuestos progresivos. Es decir: metas loables pero, en estos momentos de la historia del país- absolutamente impracticables. Para Proyecto Sur de lo que el oficialismo no habla es de cómo Rafael Correa logró que los acreedores de Ecuador se bajaran los pantalones luego de una auditoría internacional que demostró la ilegitimidad de parte de la deuda externa de ese país. Sobre el final de su artículo, Argumedo reafirma no reputarse funcionales al neoliberalismo, refutando algunas afirmaciones publicadas en ese mismo diario y que ella cita.
La única afirmación realizable y positiva de toda la propuesta de Proyecto Sur está en este párrafo, que merece ser destacado:
Como dije, la propuesta expuesta en el párrafo citado -de carácter contable si se quiere- es la única realizable en el contexto político actual, aunque su aprobación en un debate parlamentario, aun con apoyo del oficialismo, es de dudosa aprobación dada la correlación de fuerzas existentes en las cámaras. * Las demás, sobre todo la de afectar los intereses de las grandes corporaciones que explotan los recursos naturales, es, en este escenario, de imposible realización.
Así que, aun cuando Proyecto Sur tuviese el apoyo político del oficialismo y de otras fuerzas políticas de la oposición para que se discuta la legitimidad de la deuda externa al mismo tiempo que se declara solemnemente la voluntad de pagar mediante el congelamiento de fondos genuinos destinados a ese fin mientras se discute el entuerto, todo lo demás es irrealizable. Aun, repito, si estos proyectos tuviesen el apoyo del oficialismo. ¿Por qué? Porque no están dadas las condiciones políticas, hoy, para salir de la crisis por arriba y por izquierda.
La situación política actual es tensa y peligrosa. Y cualquier empujoncito que la izquierda le dé al gobierno lo envía al fondo del abismo. Y luego, cuando la derecha tome el poder, nadie discutirá ya la legitimidad de la deuda y, además, se pagará con más endeudamiento y más ajuste, todo junto. A la griega, digamos. Y así sucederá que en unos pocos años la deuda externa volverá a duplicarse. Volveremos a nuevas versiones del 2001. ¿No lo saben todo esto los dirigentes de Proyecto Sur?
Yo creo que sí. Y creo, también, que son muchos más de los que uno quiere creer los que adhieren -aún- a la vieja fórmula ultrarevolucionaria de cuanto peor, mejor.
No me gustan los virtuosos que sienten a cada rato la necesidad de declarar sus virtudes:
Comprometerse en el futuro... Reconstruir la memoria y revertir en parte aquello que denunciara Rodolfo Walsh.
O sea, que lo que hizo este Gobierno, en el presente, para reconstruir la memoria y revertir en parte aquello que denunció Walsh... No: De eso no se habla en Proyecto Sur. Se habla del futuro, que queda, como su nombre lo indica, en un nunca que no arriba jamás al presente.
A la derrota del kirchnerismo seguirá la revancha del neoliberalismo feroz. ¿Y entonces qué? ¿Dos, tres generaciones más de padecimientos de los más humildes? ¿O más tragedia, cuya cicatrización exige siempre mucho más que dos o tres generaciones?
Lo cuanto peor, siempre fue y siempre será peor. Hoy, aquí y ahora, están en la vereda de enfrente, pateando en contra. Meando fuera del tarro.
Quienes, dado el piso electoral obtenido en junio del año pasado, deberían estar trabajando a full y ya mismo para desplazar de la ciudad de Buenos Aires a la larva fascistoide que ha tomado el poder, están en la grande e imposible del lejano futuro. Ése sí es un objetivo realizable y práctico: liberar a Buenos Aires de lo peor que le ha caído encima desde la dictadura militar. Si no, quédense en la cátedra. Meterse en política es aceptar la realidad dura como escenario y actuar en ella conforme al arte de lo posible. En política real, la que actúa sobre la realidad, es imposible no tener compromisos económicos con nadie y, al mismo tiempo, es un deber no estar en oferta. No es contradictorio. Es una falsa opción la planteada por la diputada. Eliminar, por ejemplo, un contrato de recolección de residuos porque representa un negociado engordador de corrupción pública, exige contratar a otra empresa.... o dejar que las bolsas de basura de los ciudadanos se apilen en las esquinas. Que, además, por la virtud que tienes las personas corrientes de vivir sí o sí a pesar de todo, las acumula en cuarenta y ocho horas. El poder no es cháchara. Sólo la cátedra lo es.
Para Proyecto Sur, de lo que no se habla (en el oficialismo) es de cómo pagar la deuda sin tocar las reservas ni producir ajustes, esto es metiendo impuestos a lo que Proyecto Sur considera los socios del poder: las empresas energéticas que privatizó el menemato e impuestos progresivos. Es decir: metas loables pero, en estos momentos de la historia del país- absolutamente impracticables. Para Proyecto Sur de lo que el oficialismo no habla es de cómo Rafael Correa logró que los acreedores de Ecuador se bajaran los pantalones luego de una auditoría internacional que demostró la ilegitimidad de parte de la deuda externa de ese país. Sobre el final de su artículo, Argumedo reafirma no reputarse funcionales al neoliberalismo, refutando algunas afirmaciones publicadas en ese mismo diario y que ella cita.
La única afirmación realizable y positiva de toda la propuesta de Proyecto Sur está en este párrafo, que merece ser destacado:
Quede claro que Proyecto Sur no plantea un default: al igual que en Ecuador, es posible realizar ciertos pagos no cuestionados o depositar en el Banco de Basilea como consignación, mientras una Comisión Bicameral asesorada por peritos nacionales e internacionales investiga el conjunto del endeudamiento y su legitimidad.
fuente: De eso no se habla. Alcira Argumedo, Pagina/12 08/03/10
Como dije, la propuesta expuesta en el párrafo citado -de carácter contable si se quiere- es la única realizable en el contexto político actual, aunque su aprobación en un debate parlamentario, aun con apoyo del oficialismo, es de dudosa aprobación dada la correlación de fuerzas existentes en las cámaras. * Las demás, sobre todo la de afectar los intereses de las grandes corporaciones que explotan los recursos naturales, es, en este escenario, de imposible realización.
Así que, aun cuando Proyecto Sur tuviese el apoyo político del oficialismo y de otras fuerzas políticas de la oposición para que se discuta la legitimidad de la deuda externa al mismo tiempo que se declara solemnemente la voluntad de pagar mediante el congelamiento de fondos genuinos destinados a ese fin mientras se discute el entuerto, todo lo demás es irrealizable. Aun, repito, si estos proyectos tuviesen el apoyo del oficialismo. ¿Por qué? Porque no están dadas las condiciones políticas, hoy, para salir de la crisis por arriba y por izquierda.
La situación política actual es tensa y peligrosa. Y cualquier empujoncito que la izquierda le dé al gobierno lo envía al fondo del abismo. Y luego, cuando la derecha tome el poder, nadie discutirá ya la legitimidad de la deuda y, además, se pagará con más endeudamiento y más ajuste, todo junto. A la griega, digamos. Y así sucederá que en unos pocos años la deuda externa volverá a duplicarse. Volveremos a nuevas versiones del 2001. ¿No lo saben todo esto los dirigentes de Proyecto Sur?
Yo creo que sí. Y creo, también, que son muchos más de los que uno quiere creer los que adhieren -aún- a la vieja fórmula ultrarevolucionaria de cuanto peor, mejor.
No me gustan los virtuosos que sienten a cada rato la necesidad de declarar sus virtudes:
Somos una fuerza política comprometida con el interés nacional y el futuro de las mayorías sociales, en particular el de nuestros chicos y jóvenes condenados a la pobreza y la indigencia; no tenemos compromisos económicos con nadie ni estamos en oferta: nuestra decisión es hacer lo imposible por frenar el saqueo iniciado con la dictadura militar al costo brutal de 30.000 desaparecidos y sus consecuencias, el otro costo brutal en vidas humanas por hambre, miseria y enfermedades curables. Investigar la deuda fraudulenta es una forma más de reconstruir la memoria y revertir en parte aquello que denunciara Rodolfo Walsh en su ya mítica Carta a la Dictadura Militar.
fuente: la misma de la cita anterior.
Comprometerse en el futuro... Reconstruir la memoria y revertir en parte aquello que denunciara Rodolfo Walsh.
O sea, que lo que hizo este Gobierno, en el presente, para reconstruir la memoria y revertir en parte aquello que denunció Walsh... No: De eso no se habla en Proyecto Sur. Se habla del futuro, que queda, como su nombre lo indica, en un nunca que no arriba jamás al presente.
A la derrota del kirchnerismo seguirá la revancha del neoliberalismo feroz. ¿Y entonces qué? ¿Dos, tres generaciones más de padecimientos de los más humildes? ¿O más tragedia, cuya cicatrización exige siempre mucho más que dos o tres generaciones?
Lo cuanto peor, siempre fue y siempre será peor. Hoy, aquí y ahora, están en la vereda de enfrente, pateando en contra. Meando fuera del tarro.
Quienes, dado el piso electoral obtenido en junio del año pasado, deberían estar trabajando a full y ya mismo para desplazar de la ciudad de Buenos Aires a la larva fascistoide que ha tomado el poder, están en la grande e imposible del lejano futuro. Ése sí es un objetivo realizable y práctico: liberar a Buenos Aires de lo peor que le ha caído encima desde la dictadura militar. Si no, quédense en la cátedra. Meterse en política es aceptar la realidad dura como escenario y actuar en ella conforme al arte de lo posible. En política real, la que actúa sobre la realidad, es imposible no tener compromisos económicos con nadie y, al mismo tiempo, es un deber no estar en oferta. No es contradictorio. Es una falsa opción la planteada por la diputada. Eliminar, por ejemplo, un contrato de recolección de residuos porque representa un negociado engordador de corrupción pública, exige contratar a otra empresa.... o dejar que las bolsas de basura de los ciudadanos se apilen en las esquinas. Que, además, por la virtud que tienes las personas corrientes de vivir sí o sí a pesar de todo, las acumula en cuarenta y ocho horas. El poder no es cháchara. Sólo la cátedra lo es.
Alfredo Arri.
* Edición del lunes 15 de marzo: En una lectura reciente, hallé una objeción a esa propuesta que está fundada en un dato de sentido común, que debí conocer y livianamente olvidé. Dice al respecto Jorge Altamira:
Por lo visto, ni siquiera esa propuesta, que equivocadamente creí sensata, tiene sentido.
Hay algo más. La jurisdicción para dirimir controversias sobre deudas externas no es Buenos Aires sino Nueva York o Londres. Así ha quedado establecido en los contratos. Un pago en consignación significa dejar en manos de un juez extranjero la solución del caso.
fuente: Jorge Altamira, La cuadratura del círculo. En Rebelión.
Por lo visto, ni siquiera esa propuesta, que equivocadamente creí sensata, tiene sentido.
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