Filosofía política. Interpretación histórica. Catarsis cívica.
Salió el último texto de Abel Posse.
Salió el último texto de Abel Posse!!!!
Abel Posse, como es fama, carece de filtro. Lo suyo no es la diplomacia (salvo cómodas excepciones, claro), ni siquiera es la política. Lo de Abel Posse es el reflexionar, el escribir y el decir lo que piensa, sin tapujo alguno. O como rezaba uno de los ripios preparatorios de alguna vieja poesía chusca, sin pudor ni disimulo.
Como sea, hoy despachó una de esos textos que Posse escribe a sabiendas de que en La Nación hallará la pizarra donde colgar el papel. Y así fue. Claro que La Nación, si bien publicó en la entrada correspondiente el título original: "¿Cuando se jodió la Argentina?", en la portada de la versión on line, en la portada se despachó con un más tolerable: "¿Cuándo quebró la Argentina?".
Más allá de esta mojigatería de lanacion.com, el texto está. La pregunta que sirve de título al texto delata el contenido del mismo: Argentina está hecha mierda, ¿cuándo fue que se hizo mierda?
En esencia, es otro de los tantos textos nostálgicos de la Argentina del Centenario, una Argentina mítica que jamás existió, al menos en las melifluas formas que imaginan los nostálgicos que, para colmo de males, ni siquiera conocieron sino a través de referencias malamente nostálgicas. Ya todo el mundo conoce aquello de que no hay nostalgia peor que la nostalgia de segunda mano.
En fin: Abel Posse puro. De todos modos, recojo uno de los párrafos que, para quienes estamos formados en las antípodas ideológicas del escritor, o sea para quienes tenemos una formación de izquierdas, no deja de ser digno de registrarse. Los dictámenes de Posse van de uno a otro de los personajes que inventa en su texto para exponer las andanadas catárticas. Con la voz de uno de ellos, Posse argumenta (las negritas las coloqué yo):
Por supuesto que la invención de una imitación herbívora del odio clasista que el personaje de Posse le atribuye a Perón, registrando en la voz de ficción la voz arquetípica del gorila que odia desde hace setenta años, es imposible de sostener fuera del recurso ficcional.
Sí está en discusión, y lo estará por mucho tiempo aún, si la invención de Perón, el peronismo, fue motivada para sustituir un odio de clases por otro menos peligroso, o si ese odio étnico-clasista fue, simplemente, algo así como los daños colaterales de una política de conciliación de clases, con una clara visión industrialista, nacionalista, popular y, aunque no guste a muchos, movida por una concepción humanista de la vida social, del Estado.
Pero, en su esencia, el concepto que está en la lamentación possiana vale. Hay, en efecto, una incomprensible ingratitud (por llamar de alguna manera a esa obcecación antiperonista), de nuestras clases privilegiadas tradicionales -ésas mismas que tienen nostalgias de la Argentina del Centenario- hacia el papel histórico del peronismo, incluidas todas sus versiones, aun la actual vigente.
En fin: cosas con las que uno se topa a raíz de esa manía de leer diarios más que centenarios. No deja de ser un ejercicio placentero. Efectos colaterales de la curiosidad intelectual.
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Como sea, hoy despachó una de esos textos que Posse escribe a sabiendas de que en La Nación hallará la pizarra donde colgar el papel. Y así fue. Claro que La Nación, si bien publicó en la entrada correspondiente el título original: "¿Cuando se jodió la Argentina?", en la portada de la versión on line, en la portada se despachó con un más tolerable: "¿Cuándo quebró la Argentina?".
Más allá de esta mojigatería de lanacion.com, el texto está. La pregunta que sirve de título al texto delata el contenido del mismo: Argentina está hecha mierda, ¿cuándo fue que se hizo mierda?
En esencia, es otro de los tantos textos nostálgicos de la Argentina del Centenario, una Argentina mítica que jamás existió, al menos en las melifluas formas que imaginan los nostálgicos que, para colmo de males, ni siquiera conocieron sino a través de referencias malamente nostálgicas. Ya todo el mundo conoce aquello de que no hay nostalgia peor que la nostalgia de segunda mano.
En fin: Abel Posse puro. De todos modos, recojo uno de los párrafos que, para quienes estamos formados en las antípodas ideológicas del escritor, o sea para quienes tenemos una formación de izquierdas, no deja de ser digno de registrarse. Los dictámenes de Posse van de uno a otro de los personajes que inventa en su texto para exponer las andanadas catárticas. Con la voz de uno de ellos, Posse argumenta (las negritas las coloqué yo):
Si Perón no inventaba un remedo de odio clasista antioligárquico, a la Argentina se la tragaba el Comintern, el comunismo internacional. En realidad nunca le agradecieron a Perón haberlos salvado del opio comunista, y encima a la cubana: marxismo sudaca con fondo incesante de Guantanamera. Perón hizo algo inédito, les robó a los marxistas el pueblo y les dejó la cáscara de intelectuales resentidos perorando en las pizzerías de Corrientes y en el café La Paz. Fue magistral, les robó "el relato" con el pueblo puesto
fuente: Posse, Abel: ¿Cuándo se jodió la Argentina?
Por supuesto que la invención de una imitación herbívora del odio clasista que el personaje de Posse le atribuye a Perón, registrando en la voz de ficción la voz arquetípica del gorila que odia desde hace setenta años, es imposible de sostener fuera del recurso ficcional.
Sí está en discusión, y lo estará por mucho tiempo aún, si la invención de Perón, el peronismo, fue motivada para sustituir un odio de clases por otro menos peligroso, o si ese odio étnico-clasista fue, simplemente, algo así como los daños colaterales de una política de conciliación de clases, con una clara visión industrialista, nacionalista, popular y, aunque no guste a muchos, movida por una concepción humanista de la vida social, del Estado.
Pero, en su esencia, el concepto que está en la lamentación possiana vale. Hay, en efecto, una incomprensible ingratitud (por llamar de alguna manera a esa obcecación antiperonista), de nuestras clases privilegiadas tradicionales -ésas mismas que tienen nostalgias de la Argentina del Centenario- hacia el papel histórico del peronismo, incluidas todas sus versiones, aun la actual vigente.
En fin: cosas con las que uno se topa a raíz de esa manía de leer diarios más que centenarios. No deja de ser un ejercicio placentero. Efectos colaterales de la curiosidad intelectual.
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