Clarín está cada día peor. Ya no reparan ni en los detalles.
En su texto de hoy, Ricardo Roa dice sin pudor ni disumulo que la sensación de inseguridad es un invento del gobierno:
La elección del verbo no es ligera. Acuñar significa, en el contexto de la nota de referencia: Dar forma a expresiones o conceptos, especialmente cuando logran difusión o permanencia. (DRAE)
La expresión sensación de inseguridad, que es la traducción regional (hispanoamérica) de la inglesa fear of crime (miedo a la delincuencia, miedo a ser víctima del crimen), es un concepto de uso amplio en la sociología y en la antropología desde hace décadas, y es utilizada en todo el mundo. Incluso su versión españolizada -sensación de inseguridad- ha sido adoptada en forma generalizada.
En el ámbito periodístico, que se ha apropiado del concepto para rebajarlo a la categoría de latiguillo, es utilizado en forma deliberada para acentuar una sensación de inseguridad hasta convertirla en terror pánico en la poblacion.
La intención de tales campañas -que casi siempre están asociadas a momentos calientes de disputa política- es inmovilizar a la población. El objetivo es político, es decir, logra un efecto social. Pero como los estados de ánimos colectivos no pueden materializarse sino a través de las subjetividades individuales, lo que tales campaña produce en los ciudadanos corrientes es angustia, miedo, miedo pánico, desconfianza, tristeza, desesperanza y, finalmente, la parálisis en el alma. En los casos más leves, el simple transeúnte terminará mirando de reojo a todo prójimo que se le cruce en el camino. En los casos más graves, además de la parálisis, la paranoia que puede terminar, incluso, en el vecino que se siente acorralado por los fantasmas del crimen que empieza a los tiros desde la terraza de su casa a una manifestación de marginales en busca de un espacio donde levantar sus viviendas precarias, como ha ocurrido hace poco tiempo en un barrio del suburbano bonaerense.
La sensación de inseguridad es, precisamente, un latiguillo al cual recurren una y otra vez los medios de comunicación cada vez que pretenden socavar la paz del gobierno. Y es, sin duda alguna, uno de sus más miserables recursos políticos, dado el daño enorme que produce en la subjetividad del ciudadano desavisado.
El señor Ricardo Roa le adjudica al Gobierno (suponemos que a éste, aunque no lo dice expresamente) el haber acuñado el concepto. Para el Gobierno la inseguridad no existe, repiten, sino la sensación.
Como se ve, en una oración sencilla, en la oración primera de su editorial, el señor Ricardo Roa vuelve a adjudicarle al Gobierno la invención de un concepto, cuando han sido los medios, precisamente, quienes convirtieron un concepto en herramienta política bajo la forma de latiguillo. Y remata la oración con el verbo matar, como acción no deseada de la sensación térmica.
El Gobierno -ni éste ni ninguno- acuñó la expresión para ocultar sus debilidades o aun fracasos en políticas de seguridad pública, como han inventado los medios. Todo lo contrario: Los gobiernos, en general, son las víctimas de esa expresión que, en manos de medios que pueden multiplicar por cien cada crimen, son una herramienta eficaz para la lucha política.
El lector puede leer aquí lo que decía Clarín sobre la sensación de inseguridad, en el año 2000, es decir, en tiempos en que Néstor Kirchner y Cristina Fernández se dedicaban a pasear entre los pingüinos patagónicos, sin sospechar siquiera que años más tarde serían llamados a regir los destinos del país.
Lo único que le falta a Hugo Moyano, en plena parábola, es hablar de la sensación inflacionaria. Como la sensación de inseguridad, acuñada por el Gobierno. O la sensación térmica, que nos mata.
fuente: Nota editorial de Ricardo Roa en Clarin, hoy
La elección del verbo no es ligera. Acuñar significa, en el contexto de la nota de referencia: Dar forma a expresiones o conceptos, especialmente cuando logran difusión o permanencia. (DRAE)
La expresión sensación de inseguridad, que es la traducción regional (hispanoamérica) de la inglesa fear of crime (miedo a la delincuencia, miedo a ser víctima del crimen), es un concepto de uso amplio en la sociología y en la antropología desde hace décadas, y es utilizada en todo el mundo. Incluso su versión españolizada -sensación de inseguridad- ha sido adoptada en forma generalizada.
En el ámbito periodístico, que se ha apropiado del concepto para rebajarlo a la categoría de latiguillo, es utilizado en forma deliberada para acentuar una sensación de inseguridad hasta convertirla en terror pánico en la poblacion.
La intención de tales campañas -que casi siempre están asociadas a momentos calientes de disputa política- es inmovilizar a la población. El objetivo es político, es decir, logra un efecto social. Pero como los estados de ánimos colectivos no pueden materializarse sino a través de las subjetividades individuales, lo que tales campaña produce en los ciudadanos corrientes es angustia, miedo, miedo pánico, desconfianza, tristeza, desesperanza y, finalmente, la parálisis en el alma. En los casos más leves, el simple transeúnte terminará mirando de reojo a todo prójimo que se le cruce en el camino. En los casos más graves, además de la parálisis, la paranoia que puede terminar, incluso, en el vecino que se siente acorralado por los fantasmas del crimen que empieza a los tiros desde la terraza de su casa a una manifestación de marginales en busca de un espacio donde levantar sus viviendas precarias, como ha ocurrido hace poco tiempo en un barrio del suburbano bonaerense.
La sensación de inseguridad es, precisamente, un latiguillo al cual recurren una y otra vez los medios de comunicación cada vez que pretenden socavar la paz del gobierno. Y es, sin duda alguna, uno de sus más miserables recursos políticos, dado el daño enorme que produce en la subjetividad del ciudadano desavisado.
El señor Ricardo Roa le adjudica al Gobierno (suponemos que a éste, aunque no lo dice expresamente) el haber acuñado el concepto. Para el Gobierno la inseguridad no existe, repiten, sino la sensación.
Como se ve, en una oración sencilla, en la oración primera de su editorial, el señor Ricardo Roa vuelve a adjudicarle al Gobierno la invención de un concepto, cuando han sido los medios, precisamente, quienes convirtieron un concepto en herramienta política bajo la forma de latiguillo. Y remata la oración con el verbo matar, como acción no deseada de la sensación térmica.
El Gobierno -ni éste ni ninguno- acuñó la expresión para ocultar sus debilidades o aun fracasos en políticas de seguridad pública, como han inventado los medios. Todo lo contrario: Los gobiernos, en general, son las víctimas de esa expresión que, en manos de medios que pueden multiplicar por cien cada crimen, son una herramienta eficaz para la lucha política.
El lector puede leer aquí lo que decía Clarín sobre la sensación de inseguridad, en el año 2000, es decir, en tiempos en que Néstor Kirchner y Cristina Fernández se dedicaban a pasear entre los pingüinos patagónicos, sin sospechar siquiera que años más tarde serían llamados a regir los destinos del país.
0o0
No hay comentarios:
Publicar un comentario