lunes, 22 de febrero de 2010

Batucada barrial por el apagón de Edesur.

Bitácora del ciudadano de a pie.


Batucada barrial. Empapados, a oscuras y calientes.



El viernes se largó la lluvia y ¡paf!. Se inundó media ciudad, cientos de miles quedamos sin luz, y el apellido Macri fue el más coreado por la negrada de estos barrios capitalinos. Macri, compadre, gritaban los negros, ante el estupor de los vecinos pro que insistían en que eso de la lluvia era culpa de Dios; que el alto taponamiento del Maldonado era por culpa de los negros de Ciudadela que tiran los restos del chipá a la calle; y que los cortes de luz eran culpa de Cristina porque no había actualizado las tarifas y Edesur se tomaba la justa venganza por no poder hacer inversiones. ¡¿Actualizar las tarifas?! ¡Minga! Reestatizarla habría, vea... gritaban algunos, meta golpe de martillo a la columna del alumbrado público. ¡Queremos la luz; queremos la luz!, gritaban los vecinos en la noche del sábado. La batucada se oía desde doscientos metros. Más bien que se oía: sin tele en las casas, el silencio era mortal.

Me fui con la cámara a tomar unas escenas para ilustrar este blog, pero... no se veía un carajo. Tuve que acercarme a veinte centímetros de cada vecino para ver quién era. Entre otros, encontré a la Irma, macrista de la primera hora (bostera, además), dándola a la cacerola. ¿Usted también, 'ña Irma?, pregunté, con amplia sonrisa amparado en la oscuridad. Esa yegua... contestó la vieja, con una cara.... ¡Pam, pin, pan!

No hay nada que hacer: Unos cuantos entre mis vecinos perdieron la razón. Son menos de los que yo creía, por cierto; pero son muchos. Totalmente irracionales: La culpa del prolongado corte de Edesur la tenía Cristina. Cuando volvía a casa, Aníbal, otro vecino, me decía: Y pensar que esa chabona se jubiló por los Kirchner... Esa chabona era doña Irma.

Así estamos. El gobierno de la ciudad sale a los medios para informarnos de cuántos milimétros de lluvia cayeron. Los milímetros de lluvia caída se convirtieron en un índice para el macrismo. Algo así como el riesgo país. Llovieron 80 milímetros, ¡qué podemos hacer! La lluvia empezó en Ciudadela, se tapó el Maldonado y el agua bajó por Rivadavia, dijo Macri, superando todos sus récords en boludeces declaradas.

Ciertamente, contra la lluvia nada podemos hacer nosotros los ciudadanos de a pie, más que mojarnos las patas. El tema de la bronca generalizada fue Edesur. ¡Tres días sin luz, loco! Si eso no es provocación al gobierno nacional, ¿qué es? Al final, el domingo a la noche se aparecieron los de Edesur con un camión que portaba un generador. Era de la época de Segba, humeaba como la puta madre, pero, funcionó. Ni bien lo conectaron le dieron luz a un par de manzanas. Y anoche mismo, casi al mismo tiempo en que el generador jurásico se echaba a andar en medio de la calle, se cortó la luz en casas en las cuales nada había pasado, ni el viernes ni el sábado. Si eso no es provocación, ¿qué es?

Tres días, casi tres días completos sin luz, sin tele, sin teléfono, sin banda ancha. El domingo a la mañana entré en un dilema: ¿Cómo hago -me dije- para pasar el domingo sin leer los editoriales de Morales Solá y los otros popes del establishment? Por un momento pensé que debía ir hasta el quiosco de diarios y comprar La Nación y Clarín. Pero después entré en razón y no compré nada aparte del diario habitual. Así que fue éste mi primer domingo en años que no leí los sesudos editoriales de las más encumbradas plumas del establishment. Hoy nos dieron la luz, la tele, la banda ancha y el teléfono. Podría recorrer ahora los diarios de ayer. Pero ya no hay tiempo. Primero porque tengo que laburar; y después, porque tengo que recuperar las horas de tele perdida. Tres días sin nada de tele el cerebro se atrofia. Para colmo teníamos sólo El Secreto de sus ojos. La vimos cuatro veces, pero al final no nos dio para una quinta. De todas maneras, a pesar de que no pude leer a Morales Solá, van der Kooy, Fontevecchia, Eliaschev y otros, creo que no me perdí nada. Además, en cualquier momento de la semana publica algún texto Majul en alguna de las cloacas y compensa.

Como sólo tenía la radio, ayer a la mañana me castigué con Mariano Grondona. Me da un poco de vergüenza confesarlo, pero de todos modos confieso: me cagué de risa escuchando al inefable. Reirse solo no es nada para contar, pero bueno, así fue. Me cagué de risa. Hasta que se levantó la Negra y, luego de cerciorarse que a media mañana de domingo seguíamo sin luz, sin tele, sin banda ancha, sin teléfono, apuntándome con el índice me espetó: Sacás a ése ahora mismo o el tuco te lo hacés vos.

Los ravioles, con el estofado de pollo, estaban de rechupete.

Alfredo Arri

No hay comentarios:

Publicar un comentario