lunes, 15 de febrero de 2010

La cuestión del INDEC, la deuda externa y las reservas.

Bitácora del ciudadano de a pie.

Ámbito, los dibujos en el Indec y la deuda externa.

Quienes, siendo ignorantes de la contabilidad de la macroeconomía, al leer informes como el que publica Ambito Financiero hoy, según el cual el dibujo en los índices del INDEC en tres años produjo un “ahorro” de 32.000 millones de dólares que el Estado no desembolsó, ¿tenemos derecho a hacernos algunas preguntas? ¿O no procede, a causa de nuestra ignorancia?

Porque, si se me permitiese preguntar a pesar de mi ignorancia que asumo sin avergonzarme, preguntaría:

Si el Gobierno hubiese medido el índice de inflación según los criterios que diversos privados consideran los correctos (25 % oficial en ese período contra 75 % de los privados), y como consecuencia de ello hubiese pagado esos 32.ooo millones de dólares a los tenedores de deuda, ¿no serían forzosamente menores las reservas que en la actualidad tiene el Estado?

Tal vez no. No lo sé. No es un tema que sea de fácil comprensión para el ciudadano de a pie. Pero, si así fuese, es decir, que si el Gobierno no hubiese dibujado los índices de inflación y, como consecuencia de ello, las reservas serían menores que las actuales, ¿no es lícito considerar que parte de esas reservas son producto de la trampa?

Y si así fuese. Repito: soy ignorante del tema, así que vale reiterar: si así fuese: ¿de qué carajo hablan los opositores cuando claman cuidar las reservas de la patria, cacarean cuidar los ahorros de los argentinos? O sea: está pésimo cómo las conseguimos, pero no las toquen... Son producto de la trampa tuya, pero son mías, que soy más puro que el agua destilada. ¿Cómo es esto? ¿Alguien lo podría explicar mejor?

Y si esa “diferencia”, que no fue a parar a los acreedores y a los intermediarios, no estuviesen en las reservas, ¿adónde están?

Lo único que tengo en claro sobre este punto en particular (por ahora), es que el artículo de Ámbito en el que se pone de manifiesto esta “diferencia” malhabida, no menciona nada, ni una palabra, de cuántos son los millones que los agentes que operan los bonos de esa deuda dejaron de percibir por la avivada K.

Pero más allá de este punto en particular, lo que sí tengo en claro es que a raíz de estos intensos debates mediáticos y internéticos que llevan ya dos años, los ciudadanos de a pie nos hemos desayunado de muchas cosas que, hasta hace dos años, ni las considerábamos porque partíamos de la creencia de que tales asuntos “estaban en buenas manos”.

Y no es así. Todos estos debates desnudaron algunas cosas que antes ni nos despertaban la curiosidad, a saber:

Un cuatro de copas con acceso a información sensible en el BCRA podía, con un simple llamado telefónico a un amigote, hacer una diferencia que le permitiese comprarse una quinta en el Oeste, o sea el equivalente a ciento doce años de trabajo de un laburante;

O bien esto: Un puntito más o menos en el inocente índice de inflación podía representar una enorme diferencia -en más o en menos- en los bolsillos de los agentes que manejan los productos financieros que forman la deuda pública.

O bien esto otro: Los agentes intermediarios que perdieron millonadas por esta manipulación de las cifras del INDEC seguramente no alzan sus copas de champán para brindar por la salud y larga vida de los Kirchner.

Los ciudadanos de a pie no conocemos nada de estas cosas, pero lo que sí sabemos es cómo se manejan las oficinas de la burocracia estatal, en las cuales, la circulación de sobres para que, por ejemplo, un índice suba o baje un puntito o dos, no sería ningún fenómeno, ni descabellado, ni raro. Es más: raro sería que no hubiese sucedido más de una vez. Y descabellado pensar que jamás sucedió.

Y ahora que nos empezamos a desayunar de qué representa en realidad un índice de inflación; o qué cosas suceden en el control de la moneda en un banco central; ahora que nos empezamos a desayunar de todo esto, decía, los ciudadanos de a pie empezamos a comprender un poco más el sentido de toda la retórica que hay en los medios masivos de comunicación, en los medios del establishment, alrededor de estos temas.


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