jueves, 4 de febrero de 2010

¡Aprendan, giles!



Bitácora del ciudadano de a pie.

Cobos: una lección que los radicales deberían tomar muy en serio.

La filípica que el Pope Joaquín Morales Solá le colgó hoy a Julio César Cobos impresiona un poco. Sobre todo por el tono. En la primera lectura uno no puede evitar de lanzar al aire: ¡Mierda: qué veneno que destilas, tío! Pero después de una lectura con un criterio más reflexivo, puede uno sacar una lección de ese texto, tan cargado de rencor, de odio, de soberbia.

Una lección destinada a los políticos que están tan dependientes de las corporaciones mediáticas, y obedecen ciegamente a los dictados de los medios que, empeñados únicamente en limar al Gobierno nacional hasta hacerlo caer, los mandan al frente impiadosamente (no con impiedad para con el Gobierno, impiadosamente para los políticos que se arrastran a los pies de ellos). Y cuando no les sirven, o cuando no cumplen con los designios que ellos le dictan, simplemente lo patean, previa diatriba en la plaza pública. Que fue lo que hizo esta mañana Joaquín Morales Solá en su columna, inequívoca y trasparentemente titulada: Cobos, la inesperada ayuda para el modelo.

No me voy a poner a defender a Cobos porque es indefendible desde varios puntos de vista desde que se lo juzgue. Pero en ésta, el análisis que uno puede hacer es simple: los medios establecieron el relato anti K y en ese relato establecieron también el papel que debía cumplir cada uno, incluido Cobos. Pero éste desobedeció y jugó la suya.

Después de analizarlo durante horas con sus allegados políticos, Julio César Cobos tomó una decisión que para él era la más apropiada para su propio proyecto político. Que esta vez haya coincidido con la postura del gobierno que él integra y al que a la vez se opone, es pura casualidad. Jugó la suya. Así de simple. Pero la suya -cualquiera que ésta sea- no era lo que los medios habían construido en el relato. En éste, agotadas las bazas de Pérez Redrado y presentada la renuncia de éste, tanto Alfonso Prat-Gay como Julio Cobos debían -para el establishment- desarmar la comisión bicameral que habría de aconsejar a la Presidenta sobre el despido o no del jefe del BCRA. Y, si esto no fuese posible por demasiado burdo, entonces votar en contra del gobierno. Es más: Cobos debió votar en contra del despido y a favor de la aceptación de la renuncia.

Esto se lo dijeron los radicales más sometidos por el poder mediático, los más obedientes, los más serviles. Y no sólo ellos. Se lo dijeron los propios medios en cada ocasión que pudieron. Es tan claro todo el guión que los tipos debían seguir que hasta Chiche Duhalde, en un reportaje radial de esta tarde, lo repitió con puntos y comas: Cobos no debió concurrir a esa Bicameral. Había que aceptarle la renuncia a Redrado. O si no, aconsejar la anulación del DNU de despido y la aceptación de la renuncia.

En este tono escribe Morales Solá:

¿Qué lo llevó a Cobos a acompañar al Gobierno cuando ni siquiera necesitaba hacerlo porque ya Redrado se había ido por su cuenta? (…) Los oyentes de las radios llamaban indignados a los distintos programas para preguntarle al vicepresidente en qué lado de la vida y de la política se había colocado. (…) Cobos se metió solo en la ratonera que le preparó el kirchnerismo (…) Cobos ha iniciado también otra era en su relación con el radicalismo. Consultó sobre su decisión a tantos argentinos como hay en una guía telefónica, pero en el último minuto le pidió una opinión al presidente del radicalismo, Ernesto Sanz. El senador le mandó decir que debía proponer la aceptación de la renuncia de Redrado. Y punto. No era necesario que se metiera en el berenjenal que le armó el kirchnerismo. (…) Cobos tomó ese punto de vista como uno más entre cientos de otros puntos de vista. Lo descartó. ¿Cómo? ¿Y a qué cosa quedaba reducida la estructura del partido que le dio una gobernación importante, la de Mendoza, y a la que Cobos aspira a regresar para ser candidato presidencial? ¿Cómo cayó en el radicalismo esa fuga en solitario del vicepresidente? "Muy mal", fue la síntesis de un importante dirigente radical. La comparación con Prat-Gay es inevitable: el flamante diputado participó de un intenso debate interno en el partido que lidera Elisa Carrió y cumplió con sus conclusiones.

fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1229389


Como dije antes: impresionante. ¡Vaya furia! ¡Vaya calentura!

Pero quedó la lección para los políticos: Una vez que te entregaste al poder mediático, le debés obediencia ciega, pase lo que pase, pidan lo que te pidan. La contrapartida es la propia existencia y permanencia mediática del político. Yo te fogoneo, pero vos obedecé. Es así de simple. Te convertís en esclavo y en cuanto asomás la cabeza, te la cortan y se la tiran a los buitres. O a los zopilotes.

Pero la sociedad observa, con suma curiosidad. El triste, tristísimo papel de Gerardo Morales, Silvana Giúdice y todos aquellos radicales que tienen línea directa con Clarín no les deja nada de resquicio para eso que las personas corrientes llamamos independencia, honestidad intelectual y, si se quiere, dignidad. Morales Solá le colgó la filípica a Julio Cobos. Morales Solá no es un curita de barrio, es un dignatario: cuando te cuelga el sambenito no te salva ni Dios. Y el pueblo observa y saca sus conclusiones.

Tal vez, quizás, no sea tan así como en el caso del columnista de La Nación. Es decir, tal vez lo de Morales Solá no sea un sambenito oficial. Tal vez fue un simple desahogo que se dio cuando Cobos le dio la oportunidad de soltarse. Porque si uno lee el editorial de Morales Solá el domingo 20 de julio de 2008, no hay demasiados elogios para quien pintó como un blandengue y eligió la palabra santón para devolverlo a su provincia:

Ernesto Sanz, correligionario y adversario mendocino de Cobos, también uno de los más brillantes oradores en la interminable noche senatorial, fue el único senador sereno durante el largo monólogo del vicepresidente antes de anunciar su voto. ¿Sabía hacia dónde se inclinaría Cobos? No. Pero los dos son mendocinos y la política de Mendoza tiene un respeto mayor por las instituciones que el resto del país (sic). Sabía que Cobos votaría en contra del proyecto si quería volver a Mendoza , explicó luego Sanz. Una hija de Cobos le había advertido algo parecido a su padre, casi entre llantos: No podré caminar por Mendoza si votas con el Gobierno , le dijo. El adversario y la hija tenían razón: Cobos pudo volver a Mendoza convertido casi en un santón.

fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1031850


De todas maneras, sea por bronca corporativa ante el voto no negativo de Cobos a favor del gobierno en el culebrón Redrado, sea porque el mendocino no le cae bien en lo personal, lo de Morales Solá de esta mañana fue lapidario. Y vale como ejemplo. Y los políticos en general, y los radicales en particular, deberían aprender la lección: Una vez que te bajaste los pantalones ante el poder mediático, ya no hay retorno, hermano. Irremediablemente se convierten en esclavos de ellos y... al final, en material descartable.

Alfredo Arri.

La ilustración es una foto de Diario Uno de Mendoza, en la red.

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