Cuando el cómico pierde su gracia.
El tan meneado tema del género.
Luis Juez y sus prejuicios machistas.
El tan meneado tema del género.
Luis Juez y sus prejuicios machistas.
En este blog, así como en los que precedieron a éste, nunca faltó una mención directa a la cuestión de género a la hora de analizar las causas de la retórica anti Cristina que, como es fama, ha sido una de las más violentas y vulgares que conoce la historia de nuestro país, al menos en las últimas seis décadas.
Es verdad que la magnitud inusitada que ha adquirido ese fenómeno ha sido favorecida por la cabida que los medios le han dado al fenómeno al que se han sumado, vehementemente, desde los propios medios.
Por supuesto, nunca se sabrá cuánto de esa cuestión de género ha contribuido a la exacerbación de ese maltrato hacia la Presidenta Cristina Fernández. Es decir, aunque nadie duda que la cuestión de género es una de las causas, nadie podría decir con exactitud qué lugar ocupa esta cuestión de género entre esas muchas causas, o cuál es la verdadera magnitud de esa cuestión aun tomada en forma aislada. Sí se podría asegurar que no es el principal, por supuesto. Pero nadie podría asegurar cuán lejos de la primera está en la lista de causas que originaron, y aun alimentan, ese tratamiento decididamente vil hacia la Presidenta de la Nación.
En lo personal, y con total honestidad, creo que la cuestión de género ha influido mucho más de lo que uno mismo quisiera creer. Aquí mismo se han reproducido algunas declaraciones de José Pablo Feinmann en ese sentido y que también dan a entender que ese factor es relevante. Y es verdad lo que manifestó J. P. Feinmann en esas declaraciones: los insultos más miserables provienen de las mujeres. Las más, con la vulgaridad de una peluquera de barrio; las menos, con la sutileza que les permite usar una cultura amplia y un largo oficio en la manipulación de las palabras. Algunas de estas últimas, al leerlas, producen en el lector la desagradable sensación de estar leyendo a una resentida, muy dolida por la envidia.
Pero no son sólo las mujeres las que, por causas que sería extenso enumerar, las que alimentan un machismo retrógado alrededor de la figura presidencial. Están también, por supuesto, los hombres.
Ahora se ha presentado la oportunidad de registrar las declaraciones de un hombre que, víctima de su propia sobrevaloración de su vena histriónica, dejó soltar palabras a la boludeta sin tapujo alguno. Este oportunidad me permite, de alguna manera, probar la existencia de ese factor machismo a la hora de referirse a la acción presidencial. Me refiero a Luis Juez quien, en su condición de político profesional, tiene todo el derecho -y diría que hasta el deber- de ser crítico con el oficialismo.
Pero, Juez lo hizo con estas palabras, que recogí de los diarios de este fin de semana:
Como se ve, fue él mismo quien se ocupó de instituir el subconjunto presidentas dentrto del universo presidentes. Es decir, al dirigir su crítica a la Presidenta no lo hizo en función de la magistratura que Cristina Fernández ocupa sino en su condición de mujer. Si hubiese querido comparar la presidencia de Cristina Fernández en función de la magistratura, habría estado obligado a compararla, o contraponerla, a todos los presidentes, al menos a todos los presidentes de la democracia. En tal mirada, es obvio que Cristina Fernández podría ser juzgada con algunos grados a favor en contra con respecto, por ejemplo, a un Raúl Alfonsín, o a un Carlos Menem. Pero no: Juez le quitó esa condición de primera magistrada para meterla en el subconjunto de las presidentas.
La sola diferenciación de los presidentes argentinos en presidentes y presidentas es ya de por sí una muestra de machismo recalcitrante. Hay dos clases de presidentes: los varones y las mujeres. No pueden equipararse. Pero además, para no dejar duda alguna, Luis Juez, víctima, repito, de su propia sobrevaloración como el personaje histriónico de la política, soltó, vomitó, una de esas palabras que sólo salen en momentos de furia, o de un enamoramiento de sí mismo: mujercita. “A mí ninguna mujercita va a vernir a...”
Y no es la única palabra reveladora: en otro párrafo la alude como esta mujer: "Comparando a las dos presidentas que hemos tenido los argentinos, esta mujer (por Fernández de Kirchner) ha hecho de la soberbia, de la petulancia, de la grosería, del agravio, de la injuria y de la ofensa un mecanismo de construcción política que, lejos de construir para la unión, lo único que hace es dividir a los argentinos".
Mujercita, esta mujer. Remite a esa mujer de aquél cuento de Walsh, por supuesto. Son señales, signos, manifestaciones de un espíritu machista, discriminatorio, estúpida y falsamente canchero.
Luis Juez, pues, una lamentable muestra de cómo los prejuicios, los más atávicos modos de discriminación pueden manchar, incluso, hasta las manifestaciones más genuinas de la cultura popular, como por ejemplo el humor cordobés.
Alfredo Arri
Es verdad que la magnitud inusitada que ha adquirido ese fenómeno ha sido favorecida por la cabida que los medios le han dado al fenómeno al que se han sumado, vehementemente, desde los propios medios.
Por supuesto, nunca se sabrá cuánto de esa cuestión de género ha contribuido a la exacerbación de ese maltrato hacia la Presidenta Cristina Fernández. Es decir, aunque nadie duda que la cuestión de género es una de las causas, nadie podría decir con exactitud qué lugar ocupa esta cuestión de género entre esas muchas causas, o cuál es la verdadera magnitud de esa cuestión aun tomada en forma aislada. Sí se podría asegurar que no es el principal, por supuesto. Pero nadie podría asegurar cuán lejos de la primera está en la lista de causas que originaron, y aun alimentan, ese tratamiento decididamente vil hacia la Presidenta de la Nación.
En lo personal, y con total honestidad, creo que la cuestión de género ha influido mucho más de lo que uno mismo quisiera creer. Aquí mismo se han reproducido algunas declaraciones de José Pablo Feinmann en ese sentido y que también dan a entender que ese factor es relevante. Y es verdad lo que manifestó J. P. Feinmann en esas declaraciones: los insultos más miserables provienen de las mujeres. Las más, con la vulgaridad de una peluquera de barrio; las menos, con la sutileza que les permite usar una cultura amplia y un largo oficio en la manipulación de las palabras. Algunas de estas últimas, al leerlas, producen en el lector la desagradable sensación de estar leyendo a una resentida, muy dolida por la envidia.
Pero no son sólo las mujeres las que, por causas que sería extenso enumerar, las que alimentan un machismo retrógado alrededor de la figura presidencial. Están también, por supuesto, los hombres.
Ahora se ha presentado la oportunidad de registrar las declaraciones de un hombre que, víctima de su propia sobrevaloración de su vena histriónica, dejó soltar palabras a la boludeta sin tapujo alguno. Este oportunidad me permite, de alguna manera, probar la existencia de ese factor machismo a la hora de referirse a la acción presidencial. Me refiero a Luis Juez quien, en su condición de político profesional, tiene todo el derecho -y diría que hasta el deber- de ser crítico con el oficialismo.
Pero, Juez lo hizo con estas palabras, que recogí de los diarios de este fin de semana:
"A mí no me va a apurar una mujercita que se llenaba la boca hablando de calidad institucional y hoy es una pésima presidenta" (...) "Tengo 46 años, mi recuerdo de Isabel Perón es borroso, pero debo decirle que capaz que termina la Historia diciendo que aquella mujer hizo un mejor papel, conforme a las circunstancias, que el que termina haciendo Cristina Kirchner". (…) "Comparando a las dos presidentas que hemos tenido los argentinos, esta mujer (por Fernández de Kirchner) ha hecho de la soberbia, de la petulancia, de la grosería, del agravio, de la injuria y de la ofensa un mecanismo de construcción política que, lejos de construir para la unión, lo único que hace es dividir a los argentinos"
fuente: Los Andes on line.
Como se ve, fue él mismo quien se ocupó de instituir el subconjunto presidentas dentrto del universo presidentes. Es decir, al dirigir su crítica a la Presidenta no lo hizo en función de la magistratura que Cristina Fernández ocupa sino en su condición de mujer. Si hubiese querido comparar la presidencia de Cristina Fernández en función de la magistratura, habría estado obligado a compararla, o contraponerla, a todos los presidentes, al menos a todos los presidentes de la democracia. En tal mirada, es obvio que Cristina Fernández podría ser juzgada con algunos grados a favor en contra con respecto, por ejemplo, a un Raúl Alfonsín, o a un Carlos Menem. Pero no: Juez le quitó esa condición de primera magistrada para meterla en el subconjunto de las presidentas.
La sola diferenciación de los presidentes argentinos en presidentes y presidentas es ya de por sí una muestra de machismo recalcitrante. Hay dos clases de presidentes: los varones y las mujeres. No pueden equipararse. Pero además, para no dejar duda alguna, Luis Juez, víctima, repito, de su propia sobrevaloración como el personaje histriónico de la política, soltó, vomitó, una de esas palabras que sólo salen en momentos de furia, o de un enamoramiento de sí mismo: mujercita. “A mí ninguna mujercita va a vernir a...”
Y no es la única palabra reveladora: en otro párrafo la alude como esta mujer: "Comparando a las dos presidentas que hemos tenido los argentinos, esta mujer (por Fernández de Kirchner) ha hecho de la soberbia, de la petulancia, de la grosería, del agravio, de la injuria y de la ofensa un mecanismo de construcción política que, lejos de construir para la unión, lo único que hace es dividir a los argentinos".
Mujercita, esta mujer. Remite a esa mujer de aquél cuento de Walsh, por supuesto. Son señales, signos, manifestaciones de un espíritu machista, discriminatorio, estúpida y falsamente canchero.
Luis Juez, pues, una lamentable muestra de cómo los prejuicios, los más atávicos modos de discriminación pueden manchar, incluso, hasta las manifestaciones más genuinas de la cultura popular, como por ejemplo el humor cordobés.
Alfredo Arri
0o0
Totalmente de acuerdo con lo que se plantea en el articulo. Me parece que más allá de las palabras que se le hayan podido "escapar" a este sr. Juez, actualmente en la sociedad (y mas especificamente en el genero femenino) esta instalada la critica a la presidenta por el solo hecho de ser mujer, como si esta condición presentara ciertas incapacidades innatas que no le permitieran ejercer su función correctamente.
ResponderEliminarGracias, Anonimo, por visitar el blog y dejar tu comentario en él.
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