Crítica de la ONU a la decisión de Brasil
de mantener la ley de aministía.
de mantener la ley de aministía.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos habló sobre la decisión del Supremo Tribunal de Brasil.
Como se sabe, el Supremo Tribunal Federal de Brasil rechazó el pedido hecho por el colegio de abogados para que se revise la ley de anminstía, y de esa manera poder juzgar a quienes cometieron crímenes de lesa humanidad durante la dictadura. La decisión fue de siete votos contra dos. Según la interpretación del articulista de El País,
Esta decisión del Supremo Tribunal Federal produjo una crítica de Navi [por Navanethem] Pillay, la responsable máxima de la ONU para el tema de los derechos humanos. "Se ha tratado de una decisión ruin. No queremos impunidad y lucharemos siempre contra los que prohíben investigaciones y puniciones", dijo la funcionaria, según el diario español.
El argumento que el diario pone en boca de los ministros del Tribunal, de ser verdadera la cita, es una muestra, no sólo de cinismo sino de falta de critierio jurídico. En efecto, eso de que "Los 7 magistrados que, personalmente, se declararon contra la idea de la revisión, lo justificaron por el hecho de que dicha ley fue la que abrió paso a la democratización del país y que abrir las heridas del pasado no ayudaría a un país que vive pacificado" equivale a decir, en lenguaje corriente: Si estamos tranquilos, ¿para qué incordiar con esto ahora? Como se advierte, el argumento puede ser pragmático, político si se quiere, pero de doctrinario, de jurídico no tiene nada. Equivale a pasar por alto -por cuestiones de pragmatismo, de comodidad- temas tales como la satisfacción de justicia para las víctimas de los crímenes cometidos por el Estado o para sus deudos. Es mentira que las heridas están cerradas y entonces sería inoportuno abrirlas. Tal como lo demuestra el caso de España, por más que pasen dos generaciones, la herida siempre está ahí, sin cicatrizar. Sin justicia no habrá jamás verdadera pacificación.
Pero aun si se quisiera limitar el análisis del tema a lo político el argumento es inoperante: si no se impone el criterio universal de que quien comete torturas desde el Estado jamás tendrá paz y que siempre podrá ser juzgado y condenado en cualquier tribunal del mundo, entonces quienes pergeñan nuevas tropelías de ese tipo se sentirán protegidos.
Al parecer, la derecha conservadora está enquistada en el Poder Judicial también en Brasil, como en casi todos lados. Falta mucho por recorrer aún.
"...en realidad el Supremo de Brasil lo que hizo fue responder a una representación del Colegio de Abogados que pedía la revisión de la ley de amnistía. El mismo Supremo expresó que no es el organismo con autoridad para revisar o no la ley, sino el Congreso Nacional. Los 7 magistrados que, personalmente, se declararon contra la idea de la revisión, lo justificaron por el hecho de que dicha ley fue la que abrió paso a la democratización del país y que abrir las heridas del pasado no ayudaría a un país que vive pacificado."
fuente: El País. La ONU critica a Brasil por mantener ley de anmistía.
Esta decisión del Supremo Tribunal Federal produjo una crítica de Navi [por Navanethem] Pillay, la responsable máxima de la ONU para el tema de los derechos humanos. "Se ha tratado de una decisión ruin. No queremos impunidad y lucharemos siempre contra los que prohíben investigaciones y puniciones", dijo la funcionaria, según el diario español.
Pillay se ha mostrado sorprendida de que Brasil esté siguiendo en este campo una dirección diferente a otros países de América latina, como Argentina, en lo que se refiere a las investigaciones contra los responsables por torturas durante las dictaduras militares.
También el Comité contra la Tortura de la ONU, formado por peritos independientes, ha criticado duramente la decisión del Supremo de Brasil: "Es increíble, es una afrenta. Las leyes de amnistía fueron tradicionalmente formuladas por aquellos que cometieron crímenes, del lado que fuera. Se trata de un autoperdón que el siglo XXI no puede ya aceptar", afirmó el jurista español del Comité de la ONU Fernando Mariño Menéndez, citado hoy por el diario O Estado de Sâo Paulo.
fuente; la misma.
El argumento que el diario pone en boca de los ministros del Tribunal, de ser verdadera la cita, es una muestra, no sólo de cinismo sino de falta de critierio jurídico. En efecto, eso de que "Los 7 magistrados que, personalmente, se declararon contra la idea de la revisión, lo justificaron por el hecho de que dicha ley fue la que abrió paso a la democratización del país y que abrir las heridas del pasado no ayudaría a un país que vive pacificado" equivale a decir, en lenguaje corriente: Si estamos tranquilos, ¿para qué incordiar con esto ahora? Como se advierte, el argumento puede ser pragmático, político si se quiere, pero de doctrinario, de jurídico no tiene nada. Equivale a pasar por alto -por cuestiones de pragmatismo, de comodidad- temas tales como la satisfacción de justicia para las víctimas de los crímenes cometidos por el Estado o para sus deudos. Es mentira que las heridas están cerradas y entonces sería inoportuno abrirlas. Tal como lo demuestra el caso de España, por más que pasen dos generaciones, la herida siempre está ahí, sin cicatrizar. Sin justicia no habrá jamás verdadera pacificación.
Pero aun si se quisiera limitar el análisis del tema a lo político el argumento es inoperante: si no se impone el criterio universal de que quien comete torturas desde el Estado jamás tendrá paz y que siempre podrá ser juzgado y condenado en cualquier tribunal del mundo, entonces quienes pergeñan nuevas tropelías de ese tipo se sentirán protegidos.
Al parecer, la derecha conservadora está enquistada en el Poder Judicial también en Brasil, como en casi todos lados. Falta mucho por recorrer aún.
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