sábado, 15 de mayo de 2010

Los medios ante Macri procesado.

Critica de medios. Corrupción.

El procesamiento de Macri y los medios.

Los medios del establishment
no pueden separar la paja del trigo.



Pocas ocasiones como esta del procesamiento a Mauricio Macri han servido para poner al desnudo la condición de despreciables de los escribas de los grandes medios escritos. En efecto, a pesar de que tuvieron varios meses para digerir una idea tan sencilla como que el niño mimado de la derecha argentina había cometido una retahíla de errores; que había permitido el funcionamiento de una organización delictiva destinada a obtener información sensible por la vía más repugnante, como es la de comprometer a ciudadanos socialmente impolutos en causas penales graves; a pesar de que tuvieron meses para digerir esa redonda situación insalvable, decía, las plumas del establishment no pudieron recibir el golpe del procesamiento de Mauricio Macri y salpicaron sus textos de hoy con toda la furia de quien está rabioso y no sabe muy bien con quién desquitársela.

El hecho repugnante está claro: dos jueces misioneros, nada más que para hacer "favores" a alguien, o para devolver "favores" de alguien, implicaron en causas penales a conspicuos ciudadanos nada más que para lograr el pinchado de teléfonos de estos ciudadanos y obtener así información privada cuyo uso no podía ser otro que el beneficio económico del "mandante", o aun la extorsión. José Luis Rey y Horacio Gallardo son los ex jueces misioneros que se ocuparon de tamaña tarea repugnante, con total falta de escrúpulos, con absoluto desprecio a la ley que estaban obligados a resguardar. Fueron destituídos en un jury y ahora resultan procesados. Es imperioso que el proceso judicial establezca cómo es que estos dos ex jueces llevaron a cabo esas maniobras: en nombre de quién o quiénes, a cambio de qué. El ciudadano corriente se pregunta: ¿Hay otros jueces, en Misiones, en otras provincias, o en Capital que puedan llevar a cabo esas maniobras tan repugnantes?

Las plumas del establishment que hoy rabian en sus columnas, ni mencionan esto de los ex jueces. Reducen todo, con mala fe, a la cuestión política. Es verdad que otro de los procesados es Mauricio Macri y éste es un jefe de gobierno, pero los ex jueces pertenecían al poder judicial de una provincia y fueron ellos los que llevaron a cabo la repugnante tarea de involucrar a ciudadanos corrientes en causas penales. O sea, el poder del Estado contra ciudadanos inocentes. Pero de esto no se dan por notificados, ni Morales Solá, ni el editorialista de La Nación, ni los redactores de Clarín. Para ellos, todo se reduce a la oposición dialéctica Macri-Kirchner, oposición forzada y que para su composición requiere, además, arrojar toda la sospecha mediática sobre un juez federal y una Cámara de apelaciones.

La columna de Joaquín Morales Solá de hoy es francamente vergonzosa. No sólo pasa por alto ese detalle del uso del poder del Estado (en este caso el Poder Judicial de una provincia) para manchar la honorabilidad de importantes ciudadanos con fines mezquinos, sino que además se encarga de tirar toda la mierda de que es capaz, con su refinada pluma, al juez Norberto Oyarbide. (Las negritas son mías):

Oyarbide ha sido vinculado desde tiempos inmemoriales a los intereses de la Policía Federal. El titular fáctico de la policía, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, no sólo responde él mismo a las pasiones policiales, también obedece a su jefe político, Néstor Kirchner...

(...)

Macri tuvo la suerte, entre tantas desgracias, de encontrarse con un juez como Oyarbide. Cercano a los intereses de los Kirchner, los interlocutores del juez con el gobierno son el presidente del banco Nación, Juan Carlos Fábrega, y Javier Fernández, el operador inagotable del kirchnerismo entre jueces y camaristas. En días recientes, Oyarbide buscó, hasta que encontró, la forma de llegar a uno de los principales dirigentes del peronismo disidente del kirchnerismo; se reunió con ese precandidato presidencial en el departamento de un conocido común. Nadie supo nunca por qué promovió ese encuentro, aunque seguramente está urdiendo sus futuros reaseguros.

(...)

Desde ayer, el peor problema de Macri no está en la política, sino en la Justicia. Quizá no influya mucho en la opinión pública la decisión de un juez desprestigiado e impopular (que no quiso averiguar, por ejemplo, qué hizo James en sus años en la Policía Federal), pero otra cosa sucedería si la Cámara confirmara su procesamiento.

fuente:

Morales Solá sobre el procesamiento de Macri. La Nación 15/05/10



Más desbocado fue el editorial mismo de La Nación:

El jefe de gobierno de la ciudad está convencido de que a Oyarbide lo ha movido su estrecha y probada cercanía con el Gobierno. No se equivoca Macri en este punto.

Tras haber sido un magistrado menemista, Oyarbide ha pasado a militar sin ningún tapujo en las filas kirchneristas.

Es el juez que sobreseyó al matrimonio presidencial en la causa que investigaba su inexplicable incremento patrimonial. Es el juez que mantiene en estado catatónico el expediente de las coimas y los sobreprecios de la ampliación de los gasoductos en el llamado caso Skanska, que compromete a funcionarios que aún no han sido acusados. La diputada Elisa Carrió, cabeza de la Coalición Cívica, ha calificado hace pocos días a Oyarbide de "corrupto" y "poco confiable".

Por lo tanto, es cierto que en la decisión de Oyarbide seguramente pesó esa necesidad política del kirchnerismo. El juez tampoco hizo lugar a varias medidas de prueba que el jefe de gobierno le solicitó y llevó a cabo una inaudita sobreactuación cuando anoche citó a los defensores a los tribunales federales de Comdoro Py para notificarles su resolución.

(...)

Macri no puede limitarse a decir que no sabe. Dada su responsabilidad política, le debe una explicación a la sociedad sobre esas escuchas. Su silencio, además, ha dado impulso y argumentos a un cuestionable juez que ya ha demostrado ser proclive a hacer prevalecer los intereses políticos sobre el derecho.

fuente: editorial La Nación procesamiento Macri.


Clarín tampoco se va con chiquitas a la hora de arrojar inflar mediáticamente las sospechas sobre el juez federal:

Oyarbide es el mismo magistrado que, el 21 de diciembre último, decidió sobreseer a la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y a su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, en una causa por presunto enriquecimiento ilícito. En ese expediente se investigaba el rápido crecimiento que experimentó el patrimonio de la pareja presidencial, que durante 2008 creció en $27.802.400,50 y alcanzó los $44.307.672,94.

Por entonces, apenas conocida la decisión del juez, la líder de la Coalición Cívica, Lilita Carrió, había cuestionado en duros términos al magistrado. Y lo propio habían hecho los legisladores Adrián Pérez y Juan Carlos Morán, quienes aseguraron que, minutos antes de que se dictara el sobreseimiento, habían aportado nuevos datos a la causa.

Ya en marzo, diputados de la Coalición Cívica ratificaron el pedido de juicio político contra el juez por haber cerrado esa causa por supuesto enriquecimiento ilícito. Morán entregó en el Consejo de la Magistratura documentación ampliatoria de la denuncia realizada en diciembre por la "arbitrariedad manifiesta", con la que -consideran- actuó Oyarbide en el caso.

fuente: Clarín enojado con Norberto Oyarbide.



En resumidas cuentas: Los medios del establishment lloran por Macri, maldicen a los Kirchner, instan a la pública sospecha sobre la figura del juez, pero ni se preguntan por los ilíticos investigados. Ni condenan siquiera los exabruptos de Mauricio Macri, quien acusó a la víctima Sergio Burstein de victimario.

Ante prédicas como éstas, que ya llevan décadas aunque ahora están desbocadas, uno tiene todo el derecho a pensar que la manifestación de apoyo a los tres abusadores sexuales de una menor en Villegas no es una rareza, sino una consecuencia inevitable de la alteración de valores que décadas de poder mediático absoluto logró imponer en la sociedad.


Alfredo Arri

o0o

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario