jueves, 22 de abril de 2010

La táctica del miedo y la inseguridad otra vez en los medios.

Bitácora del ciudadano de a pie.

Los medios de comunicación no cejan.
Ahora: otra vez el miedo.


El caballito de batalla de los medios del establishment, el miedo, ha vuelto a aparecer en escena. Es automático: ni bien los culebrones de todo tipo que permiten darle al Gobierno todo el día desaparecen o empalidecen; ni bien la situación general del país (en términos económicos y aun políticos) tiende a la paz, al sosiego, al anhelado sosiego que el ciudadano corriente busca tras cada dura jornada; ni bien se dan estas circunstancias, ahí aparece nuevamente el tema de la inseguridad y las campañas del miedo.

Los medios apelan a cualquier interlocutor válido con tal de sembrar el terror, siempre inmovilizante. ¿Sirve Susana Giménez? Por supuesto. ¿Sirve Amalia Granata? Por supuesto. ¿Sirve Morales Solá? Por supuesto. ¿Sirve Solari Yrigoyen? Por supuesto. Todo sirve. Todos sirven.

Hipólito Solari Yrigoyen ha salido a pedir protección para Julio Cobos porque... ¡tiene miedo de que atenten contra el vicepresidente! Amalia Granata manifestó sentir miedo porque los hombres de la custodia de Aníbal Fernández "me miraron mal y tuve necesidad de ir a mi casa a abrazar a mi hija". Joaquín Morales Solá tiene miedo de que las manifestaciones públicas de repudio a los periodistas que siembran el miedo y el desánimo terminen en agresión física. Adepa tiene miedo de que aquellos consumidores de medios que tenemos las bolas al plato ante tanta malevolencia de ciertos periodistas terminemos por agredirlos. Luis Majul dice que lo persiguen los duendes kirchneristas.

¡Atentar contra Julio Cobos! ¡Pero esto es el colmo! ¿A quién se le puede ocurrir semejante tipo de agüeros? A un pendejo pelotudo solamente. Pero un tipo como Solari Yrigoyen, que le tocó vivir la época violenta de la Argentina, que además no sólo le tocó vivir esa época maldita sino que además fue víctima de esa violencia, no puede venir a decir semejante cosa si no es de mala fe. ¡Déjense de joder, gente! Vamos, a ver si entran en la región de la razón de una buena vez.

¿Quién querría atentar contra Julio Cobos si no fuese alguien que buscara con ello crear un caos, nada favorable al gobierno?

Nosotros no queremos atentar contra Cobos: queremos que abandone el puesto que usurpa. Y se lo gritamos a la cara.

La inmensa mayoría de quienes votamos la fórmula Cristina Fernández y Julio Cobos tenemos por éste un profundo desprecio. Queremos que renuncie. O si se queda en el puesto para el que lo votamos, que se comporte como un vicepresidente, no como un canalla. Aprobamos la demanda que presentó Hebe de Bonafini y el abogado Eduardo Barcesat para que un juez lo inhabilite para ejercer cargos públicos por un par de años, para que se le enfríe el bocho. ¿Esto es violencia? De ninguna manera: Esto es libertad de expresión. Yo, ciudadano corriente, grito: Cobos, tomeselá, viejo; no está en ese sitio para hacer las cosas que hace. Tómese el bondi, viejo. Esto no es violencia: es libertad de expresión. Y de opinión: Opino -junto a muchos- de este hombre, de Julio César Cobos, que no cumple con el papel político que debe cumplir y para lo cual fue elegido en elecciones. Y no sólo no lo cumple: además patea en contra. Hace goles en contra y hasta con la mano. Es la antítesis de Bilardo: si saliese a la cancha con un botellón de Activia mezclado con jugo de ciruelas, se lo daría a sus dirigidos.

Y la misma libertad de expresión la utilizamos para con los periodistas que nos provocan rechazo por su comportamiento.

Todos aquellos que hace años padecemos la miserable acción de los medios que, coaligados todos en un discurso único, se han metido en nuestras casas para sembrar el terror, la angustia existencial, el desánimo, la amargura cósmica, el miedo, la desesperanza, la tristeza; todos aquellos que hemos padecido por décadas esa acción miserable (deliberada, o sea doblemente miserable), ahora salimos a gritarles ¡basta!. Y no sólo a gritarles lo que sentimos, también lo que pensamos de muchos de ellos. No se trata de personalizar, ya que la lista es grande: Alfredo Leuco, María Laura Santillán, Nelson Castro, Gustavo Sylvestre, Pepe Eliaschev, Luis Majul, Mirtha Legrand, Jorge Rial, Andino, Fantino, Mónica Gutierrez, Fernando Bravo y tantos, tantísimos otros. No son vacas sagradas. ¿Por qué no habrían de asumir las consecuencias de sus dichos?: Asuman con equivalente disposición cívica tanto las caricias del halago como los sopapos del vituperio. Es así. Debe ser así. No les puede resultar gratuito el daño que producen en las casas de las personas que los escuchan y los ven. No puede ser gratuito. De ninguna manera.

No se victimicen, señores. No transcurre Argentina por un período de violencia. Esas formas de hacer política pertenecen al pasado y nadie, absolutamente nadie quiere que esa violencia regrese como forma de hacer política. No agiten fantasmas. Y, por supuesto, no abran la caja de Pandora con alguna provocación de esa naturaleza. ¡Déjense de joder!

Vivimos, sí, una etapa de altísima confrontación de ideas. ¡Bienvenida sea!


Alfredo Arri

o0o

2 comentarios:

  1. Mas alla de la actitud de Cobos, no te parece "extraño" que nunca encuentres un comercio que tenga los precios "oficiales", que la inflacion del indec nunca coincida con la realidad, que los impuestos sean muy abusivos?
    Porque a mi si...

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  2. Gracias por visitar el blog, descargate la bronca, y por dejar tu comentario en él.

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