martes, 6 de abril de 2010

La patria sojera ha despertado la curiosidad de El País.

Leyendo los diarios. Agronegocios. Soberanía alimentaria.

Una de cal, una de arena.
En El País, un texto apretado pero justo
sobre el proceso de sojización que padece Argentina.


La semana pasada, en este blog, comenté la falta de oficio de la corresponsal de El País, Soledad Gallego-Díaz, quien suele presentar para sus lectores de España notas que no pasan de ser copy and paste de lo que publica la prensa argentina.

Ahora me veo obligado a manifestar todo lo contrario, ya que en edición de El Pais de hoy, la corresponsal firma una nota que, con el título de República de la Soja, expone a sus lectores españoles una muy aproximada dimensión de la sojización que viene padeciendo nuestro país. Padecimiento, sí, a pesar de los beneficios económicos que la explotación sojera trae para productores, pequeños y grandes, y para la macroeconomía del país mismo, dado que los ingresos aduaneros y fiscales por la exportación de ese producto conforman un número importante. Padecimiento porque la sojización, aunque tardemos en aceptarlo, está destruyendo eso que tan acertadamente se llama soberanía alimentaria, y, además, produciendo enormes daños ecológicos y, hasta donde se empieza a saber, con probables consecuencias graves para la salud de la población. Y también hay que mencionar los desequilibrios sociales que el proceso de sojización, que lleva a plantar soja hasta en las banquinas, desplaza, en otras cosas, pobladores.

La única crítica que le hago esta vez a la corresponsal de El País es el título, ya que es uno próximo al de uno de los blogs con mayor tráfico de Argentina. Pero eso es un detalle menor. Lo importate es que la corresponsal salió a caminar y a conocer la realidad del país. Y produjo un texto para elogiar. Una de cal, otra de arena.

Uno de los párrafos de la corresponsal Soledad Gallego-Díaz:

"Esa es una de las grandes transformaciones sociales que ha acarreado la soja transgénica", comenta el diputado de Santa Fe. "Los padres de esos jugadores de golf se subían al tractor a las cinco de la mañana y se bajaban a las seis de la tarde. Sus hijos no van a volver a trabajar nunca más: simplemente, alquilan sus tierras y reciben el dinero correspondiente. Por 50 hectáreas pueden sacar hasta 90.000 pesos de renta anual", explica. Son unos 18.000 euros, pero en Argentina no se trata de poco dinero. Un profesional joven que trabaje en la capital federal, un médico, un profesor de universidad o un periodista, no cobra más de 7.000 o 7.500 euros al año. Esos agricultores, que viven en núcleos rurales, reciben más del doble por no hacer absolutamente nada. "¿Comprende usted por qué es tan difícil debatir sobre la soja en este país?", se lamenta el diputado de Santa Fe.

La nota completa, aquí.

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