sábado, 10 de abril de 2010

Alfredo Leuco y las puertitas entreabiertas.

Crítica de medios.

La consigna es desbarrancar.
Los periodistas de nota y firma
siguen cometiendo desbarres descomunales.


Este sábado, Alfredo Leuco volvió a cargar su estilográfica con una mezcla de vinagre, mierda y aceto balsámico. El texto que produjo es digno de registrarse como muestra de los desbarres que puede producir un odiante con el carné de periodista. Su análisis ronda alrededor del caso Ricardo Jaime y la calificación de ladri que le dio Luis D'Elía al ex funcionario. Pero su motivación es siempre la misma: hacer antinestorismo a como dé lugar.

Selecciono un párrafo:

Si se dejan de lado las anécdotas y se mira más de cerca la política, la cercanía de Carlos Menem con Néstor Kirchner se estrecha cada vez más y por muchos motivos. No sólo por el acuerdo tácito entre ambos en el Senado, que le permite a Kirchner evitar que sesione. También porque el principal operador en la Cámara alta, Miguel Angel Pichetto, forjó su moral en los usos y costumbres del menemismo y porque a la hora de diseñar la estratégica mediática en Olivos, Kirchner elije a empresarios amamantados durante esa década. Para hacer el trabajo sucio y cobarde que ataca periodistas críticos desde los medios oficiales y paraoficiales, Kirchner apela a mano de obra otrora progre que gana fortunas provenientes de las arcas del Estado. Para las alianzas estratégicas, prefiere gente experimentada que conformó algo similar a lo que fue el CEI para Menem. Lo de Daniel Hadad no es nuevo. Ha sido y es uno de los más eficientes soportes periodísticos del kirchnerismo. Hasta sus enemigos elogian su capacidad de gestión. Hay que sumarles otros dos notorios hombres de negocios: Jorge “Corcho” Rodríguez, ex socio de Rodolfo Galimberti y ex pareja de Susana Giménez, y el banquero Raúl Juan Pedro Moneta, emblema de aquel holding que unió al Citi y Telefónica, entre otros, y que hoy ha vuelto a saciar su vocación de cronista al comprar un conglomerado de radios importantes.


Como se ve, Leuco no deja a nadie sin nombrar. Hasta el loco Galimba la ligó, que en paz descanse, Dios lo tenga en la Gloria y no lo deje salir. ¿Cuáles son las anécdotas que Alfredo Leuco pide dejar de lado? Pues las que él mismo pone en el párrafo que precede al citado:

Las leyendas que se cuentan en el Sur sobre los motivos que explican este sólido concubinato de Néstor y Jaime se meten en la vida privada de ambos, merodean temas tan delicados como la paternidad y por responsabilidad informativa no corresponde explayarse. Hay algo en lo que, en forma reservada, todo el mundo coincide: Cristina K detesta al ingeniero agrimensor Ricardo Raúl Jaime. No se sabe si nunca terminó de digerir a “los amigotes” del marido o desprecia la estética (¿también la ética?) menemista que Jaime ostentó siempre con sus anillos, cadenitas y relojes de oro que relucían en su piel tostada en la cama solar.

fuente de ambas citas: Perfil. Leuco, Ningún pingüino... (las negritas son mías)



¡Pajarito! ¡Qué muestra de buen gusto, señor! Muy apropiado para quien se queja de los cobardes que hacen el trabajo sucio para atacar periodistas críticos. Menos mal que su responsabilidad informativa le impide explayarse, amigo. No hace falta que le recuerde que, a los efectos estéticos y atmosféricos, cagar con la puerta del baño entreabierta es lo mismo que cagar con la puerta abierta.

Sin pretender recordar los axiomas más celebrados de José Pablo Feinmann y con todo respeto, señor Leuco, está usted ingresando al mundo blogger. Lo suyo se parece cada vez más a un blog. O, peor aún, a cualquiera de esas cuatro páginas servis que todo el mundo conoce y que sólo los menos avisados (o los más malintencionados) consultan.

Alfredo Arri

o0o

2 comentarios:

  1. Alfredo, no creo que describir como una cagada la nota de Leuco sea una muestra de buen gusto, igualmente me puede decir que en su blog escribe lo que quiere y eso lo respeto, pero como me parece injusto se lo quiero decir.
    Me hubiera gustado que rebatiese las denuncias que describe Leuco, estas pueden tener o no algún fin político, y no quitarle valor, si es que lo tiene, sólo por las formas que utiliza en contra del gobierno. Leuco en su momento fue anti-menemista y por eso le puedo tener algún respeto a lo que escribe, se puede equivocar como cualquiera, pero hay peores y muchas veces parecen buenos.
    Que tenga un buen día y disculpe si no puedo coincidir con su optimista visión del gobierno.
    No me gusta que cada comentario mío sea para criticar alguna postura suya, pero tómelo de alguien que lo cree un buen tipo.
    Saludos

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  2. Hola, Fabián:

    En algo coincidimos, no crea usted: en efecto, yo también creo que soy un buen tipo. (Aquí va un smile pero este formato no lo admite, así que va un Ja Ja)

    Mi visión del gobierno no es optimista, Fabian. Es pesimista mi visión de cualquier otro gobierno diferente a éste que pudiera surgir a partir de lo que ofrece el mercado hoy.

    En cuanto a la asociación del kirchnerismo con Menem, Monetta y otros que fuerza en su texto el señor Leuco, quedarán para el registro de las sandeces que se escriben todos los días, porque se dan contra la pared de la realidad, que es muy diversa a como la imagina este señor u otros de su talla.

    Escribir que alguien está asociado con Rodríguez y apuntar de paso que éste fue socio de Galimberti (muerto desde hace unos años), es un acto de mala fe, o sea, deliberado. Es tan de mala fe como escribir, por ejemplo, que el abogado de Macri y de Ernestina Herrera es primo de Elisa Carrió; o que ésta fue fiscal en los años de la dictadura; o que un chorro que se aprovechó de la oportunidad que dio la gestión pública es amigote de la infancia de quien lo puso en ese sitio; etc. etc. Cuando se escriben ese tipo de cosas impera el odio y la mala fe, no la razón.

    Lamento no coincidir con usted respecto al señor Leuco: a mí no me merece ningún respeto en términos de credibilidad. Cero.

    Lamento, también, que no le gustase la metáfora escatológica. De todos modos me lo merezco, por copión, ya que no es mía sino del difunto Neustadt.

    Saludos cordiales!

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