martes, 19 de enero de 2010

Teléfono para la oposición.....!!!!!

Bitácora del ciudadano de a pie.

Teléfono para la oposición....!!!

Cristina Fernández envió a Julio De Vido a poner la cara para que manifieste públicamente el malestar que provoca en el Gobierno la escalada de decisiones judiciales que, en los hechos, aparecen como freno eficaz a los procesos administrativos del Ejecutivo. Frenos que no son de una categoría menor, sino de una categoría destructiva enorme, ya que una de las características del sistema de administración de Justicia es su lentitud. Una lentitud que va a contramano, no sólo de las necesidades ejecutivas de una administración de recursos y tarasca como es, son, los poderes ejecutivos en general, sino a contramano de la época, de los tiempos. En otras palabras: la capacidad de daño que tiene el poder judicial en este sentido es enorme. El caso de la jueza Sarmiento es un buen ejemplo. La simple posibilidad de que una jueza de primera instancia, por ser del palo de una de las partes, pudo haber provocado un enorme perjuicio económico a la nación es ya para ponerse a pensar seriamente en una reforma al sistema de justicia.

En principio habría que decir que el ciudadano de a pie tiene para con la Justicia varias miradas malévolas. La primera surge del hecho de comprobar por la vía empírica de que el sistema de administración de justicia es clasista, lo cual hace que el ciudadano corriente mire con aprehensión a los jueces. Esto, desde el Martín Fierro para acá. Luego, la certeza que tiene el ciudadano de a pie de que en la época de los grandes monopolios multinacionales, el sistema de justicia todo es un ámbito en el cual los bufetes que representan esos intereses monopólicos tienen a la mano un ejército de funcionarios dispuestos a hacer cualquier cosa para ensuciar un proceso. O, también, que cualquier funcionario honesto que se les oponga a esos poderes, podría terminar en la calle.

En este sentido, el ciudadano de a pie tiene la convicción, o al menos la sospecha, de que los representantes de las empresas multinacionales se mueven en la Justicia con métodos similares a los de las mafias, en términos de resultados. En otras palabras: el ciudadano de a pie cree que el sistema de administración de justicia se desarrolla en un escenario sobre el cual la corrupción se mueve como el pez en el agua. Y que la eliminación del funcionario no les es nada difícil. No por el método del zanjón, por supuesto. Pero tampoco les hace falta: con el poder mediático, pueden hacer de cualquier juez un muerto en vida, un paria social. Y de cualquier secretario o fiscal, un remisero.

Todo esto -casi una digresión- sirva para reforzar la idea de que, cuando un ministro sale como salió De Vido con los tapones de punta a protestar por una medida como la cautelar que motivó su intervención, ya, de movida, hay cierta simpatía del ciudadano común hacia el ministro, pues la desconfianza hacia el sistema de justicia ya está instalada de antemano.

Pero quiero ir a lo político de la intervención del ministro. Está la “amenaza” -así caracterizan los medios- de llevar al Congreso el tema de la estatización de Telecom. Y este es el tema verdaderamente interesante.

Por supuesto que no tengo la menor idea acerca de si el Ejecutivo llevará la iniciativa al Congreso o si se trata, como lo dicen los diarios, de una bravuconada. Lo que sí sé es que llevar esa iniciativa al Congreso es una buena idea. Es más, es una excelente idea.

La razón de esta afirmación mía es sencilla: Si el Ejecutivo lograse que se aprobara esa estatización, obtendría un nuevo golazo de alto impacto popular. Y, si no lograse que la iniciativa fuese aprobada, entonces provocaría -con vistas al 2011- que los políticos de la oposición se sigan quitando las máscaras y manifestando con toda claridad qué es lo que defienden, a quiénes defienden. Qué tipo de país quieren. En otras palabras, que blanqueen sus posiciones ideológicas, de clase, o de subordinación a las corporaciones. Sería otro intenso debate -con amplia cobertura mediática- y serviría para ir aclarando el panorama, si se me permite utilizar la horrible expresión que nos remite al simpático antipoeta Arjona.

Para decirlo en otros términos: Formar bloques A y B alrededor de una idea vacía de contenido tal como K sí o K no, es altamente conveniente para la derecha. Así es fácil, loco. Con ésa, logran crecer, con miras al 2011, pero sin pagar los costos de delatar qué es lo que quieren imponer a partir del 2011, o qué es lo que quieren hacer retroceder a partir del 2011.

No es descabellado creer que las corporaciones económicas y mediáticas efectivamente ganarían las elecciones del 2011 aun cuando sus políticos subordinados se presentaren a elecciones con un programa claro que diga: Somos la derecha y queremos esto, esto y esto y no con la fácil cháchara del antiK, las instituciones, el republicanismo, y todo el bla, bla, bla de Lerú más el alica alicate. Sí, podría suceder. Pero que sea así. De frente, march. Eso solo sería un gran paso hacia adelante para los intereses populares.

Por último. ¿Por qué sería de alto impacto popular una iniciativa como la sugerida por el ministro De Vido? Por increíble que parezca, existen personas que no saben la respuesta a esa pregunta. Así que, aun a riesgo de escribir perogrulladas, la respondo: Porque hay millones y millones de argentinos que hace más que quince años que padecen a Telefónica y a Telecom. Padecer es el verbo adecuado. No hubo jamás en la patria empresas que se dieran el gusto de tocarles el culo a la inmensa mayoría de sus clientes, con total impunidad, durante años y años, como estas dos. Y además, que te lo digan en la cara. Nos gusta tocarles el culo, ¡y qué!

Y en este sentido del manoseo al cliente hay que ser honestos. Como usuarios, como clientes, muy raramente fuimos objeto de ese manoseo por parte de las empresas de Clarin o de Eunekian, que son las interesadas en la compra de la parte de Telecom. Así que no está de más añadir a este comentario que, más allá de la estatización o no de la empresa, no es lo mismo para el ciudadano de a pie que la parte en venta de Telecom caiga en manos de Clarin o de Eunekian que de Telmex o cualquiera otra de Extrangia. El grupo Clarín, al lado de Telefónica o Telecom es algo así como un edén. Es una metáforo, vos me entendés. Pero es también una realidad.

Recuerdo, de paso, que sólo en los últimos meses Telecom ganó en nuestro país mil millones, netos. Sé que
Foetra ha declarado que está en condiciones de hacerse cargo de Telecom en 24 horas. La pregunta obvia es: ¿Para qué seguir favoreciendo, estúpidamente, las remesas al exterior de miles de millones de pesos en ganancias de estas empresas? ¿No fue suficiente lo que se llevaron en pala durante los últimos quince años?

Como nunca falta un despistado, valga este cierre: ¡No me vengan con el cuento de que si no hubiese habido privatización, estaríamos aún con los teléfonos de baquelita y disco! Neustadt ya murió, y doña Rosa está en terapia intensiva.

Alfredo Arri

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