martes, 12 de enero de 2010

Volver a empezar.

Volver a empezar.

Abrir un blog no es una tarea sencilla, sobre todo para quien ya hubo abierto varios y ha alcanzado el éxito con un par de ellos. Pero, por esas paradojas que presenta la realidad, no pocas veces el éxito se castiga, o mejor, para decirlo de una forma más objetiva, se topa con dificultades insalvables. En mi caso, con el encarecimiento del hosting. Debo abandonar el alojamiento de uno de mis blogs porque quien brinda el servicio pretende que me pase a un plan que no se corresponde, ni con la naturaleza de mi blog, ni con las posibilidades de crecimiento que le podría dar, ni con los ingresos que obtengo por publicidad. Pero sí parece que se corresponde, según ese operador, con el tráfico alcanzado por algunas de mis páginas. Y ese argumento no lo puedo refutar porque, efectivamente, había alcanzado un muy buen tráfico de visitas. Pero, no va más. O sea, debo desandar la idea que me movió hace cuatro años, como fue, alojar mi blog en una página propia y regresar a Blogger, mi primera novia, digamos. Y esto no es fácil de asumir porque, entre otras dificultades, según mi experiencia, alcanzar con un nuevo blog el tráfico que había conseguido con el que cerraré en unos meses, es un objetivo que demandará un par de años. Otra vez en la línea de largada, con el mismo caballo ganador, pero un poco más viejo. Pero, no hay más remedio, y aquí estoy.

La revista del perro será un blog de interés general. Lo más parecido a una revista de temas variados, aunque siempre dentro de lo que podría llamar, presuntuosamente, lo social cultural. Fundiré en uno lo que hasta ahora mantenía separado en varios blogs: política, historia, literatura, y, en general, temas de sociedad.

La mayor parte de lo que aquí publicaré será de contenido propio. Y el texto ocupará el mayor espacio en el blog. No renunciaré del todo a las imágenes y a lo audiovisual porque, de hacerlo, haría de este blog un muro gris. Pero sí me esforzaré por evitar eso que llamo ciberkisch, esto es, el abuso de vídeos, imágenes, canciones.

Recuperaré de mis blogs una veintena de entradas que han sido capitales para mis blogs. Es decir, no sólo han sido leídas, elogiadas, criticadas, comentadas, sino que han sido copiadas. Contrariamente a lo que podría esperarse de un autor celoso de lo que escribe, eso me halaga o, con más propiedad, no me molesta. Eso sí: siempre es reconfortante para el autor que quien lo copia lo cite y, si prefiere y quiere, lo enlace.

Lo demás, miles de entradas que los robots han ubicado generosamente en los buscadores en los últimos tres años, se perderá irremediablemente en unos meses. Creo que esto es algo corriente en la red y no estaría mal referir a este espacio virtual como un sitio propicio para el ejercicio del arte efímero, si se me permite la apropiación de la expresión y el uso indebido de la misma. De todas maneras, en mi caso, estoy convencido de que el mundo seguirá andando sin estornudar siquiera luego de que esas miles de entradas con mi firma se pierdan para siempre. Con lo cual queda establecido por la vía de la evidencia que en mis entradas hay más de efímero que de arte.

Así que La Revista del Perro abre sus páginas precisamente aquí.
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Alfredo Arri
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