viernes, 22 de enero de 2010

No es un golpe, no es un golpe, no es un golpe!

Politudeces.

Todo suma.
Hay que alimentar la máquina y cualquier verdura viene bien.


Leo en Noticias una nota de opinión del señor Daniel Arbilla, quien al referirse a la opereta destituyente que tiene a Martín Pérez Redrado esposado al sillón de la presidencia del BCRA, dice:

No se sabe en que va a acabar este nuevo episodio. Cualquiera sea el desenlace queda claro que cada hecho de este tipo muestra más cerca el fin de los Kirchner. Un hecho que nadie quiere que [se dé] antes de lo que marca la constitución, pero que muchos sospechan que es un alternativa “ zelayista“ que considera el matrimonio, en procura de una salida decorosa. El asunto es avasallar la constitución (sic), para que aparezca el “ golpista“ que les quite el problema de encima. No importa si es el Congreso o la Justicia, ya Insulza, Chávez, Moratinos, quizás hasta Obama y Lula, si comercial y económicamente le conviene a Brasil, dirán que fue un golpe de estado.

Fuente: Noticias.

Francamente, uno está acostumbrado a leer cualquier verdura, pero, a pesar de esa coraza contra la pavada que nos salva del asombro inútil, a veces uno se tropieza con algo tan poco serio que no tiene más remedio que exclamar para sí: A la hora de alimentar el tiramerdi, cualquier tereso suma.

Queda claro que no llamo tereso al señor Arbilla, por supuesto, a quien ni siquiera he leído en alguna otra ocasión. El tereso es el que dejó él en la revista Noticias para alimentar el tiramerdi comandado por Jorge Fontevecchia. El tereso sería el producto de su digestión mental, digamos.

Al señor Arbilla no le alcanzó con que el periodista de Clarín y Radio Nacional, Néstor Restivo, enviado especial a Tegucigalpa por esos medios en aquellos días, le arrancara a Roberto Micheletti la honesta confesión: "Sacamos a Zelaya porque se fue a la izquierda, puso a comunistas”. Y tampoco que el Congreso de Honduras decidiera, hace unos días nada más, apartar a la nación centroamericana del Alba. Nada de eso importa.

Para el señor Arbilla, en Honduras no hubo un golpe de estado, sino un autogolpe por parte de Zelaya, ideado por el pintoresco presidente hondureño para sacarse de encima el problema de su propia ineficacia. Un día Mel Zelaya se sentó a tomar mate con su mujer y dijo: Negra, me metí en un lío, ¿qué tal si avasallo la Constitución y me hago destituir? Después armamos un circo internacional para patalear y, al fin, quedamos libres para continuar con nuestras vidas. Lula nos va a acompañar, Negrita, porque Brasil tiene tantos intereses comerciales en nuestra patria, que tiene que estar de nuestro lado...

La tesis de que el gobierno de Cristina Fernández prepara la gran Zelaya ya fue lanzada por Elisa Carrió. Pero Elisa Carrió es una político en campaña y, como tal, su papel -hasta su deber patriótico, diría- es el de tirar petardos a las patas de las viejas distraídas, bajarle los pantaloncitos de baño a los bañistas descuidados, frecuentar TN, América y Canal 26 y guiñarle el ojo a Dios. La cuestión es llamar la atención. Pero debo ser honesto: estoy seguro de que si hay algo de lo que Elisa Carrió está segura es de que esa tesis es un pelotudez supina, dado el carácter y personalidad de Cristina y de Néstor. Y que también está segura, claro, de que tirar petardos a las patas de los distraídos es siempre efectivo para llamar la atención, o para rapiñar algún centimil de más. Dale que va, que la gilada traga sin masticar.

A esta altura me pregunto si acaso el señor Arbilla no hace lo propio desde su humilde papel de opinador de una revista sensacionalista, es decir, tirar un petardo más, con la idea de que todo suma a la santa cruzada destituyente. Y es probable que sí. Acaso sea eso y no la flojedad de análisis lo que lo llevó a escribir y publicar con su nombre semejante sonsera. Si así fuera, me pregunto, ¿es tan grande todavía el mercado de las viejas distraídas, los bañistas descuidados y la clientela fumada de TN, América, Canal 26 y Noticias? ¿A ese nivel de distracción, descuido y mambo? Si así fuera, podríamos afirmar con pena que estamos en el horno.

O en menos palabras, vamos, porque hoy me levanté con un poco más de espíritu barrial que de costumbre: ¿Es tan grande el número de miembros del Gran Pelotudaje Nacional?

Pero la verdad de la milanesa es que todo el artículo del señor Arbilla tiene el mismo propósito que el del párrafo citado: ocultar el carácter de opereta destituyente, de golpe de estado siglo XXI, que se ha puesto en marcha desde hace unos diez días. Quienes creemos en lo evidente somos paranoicos, of course, y para demostrarlo toda pavada suma.

Roberto Micheletti arengaba a sus doscientos seguidores en los primeros días del golpe de estado con este cántico de contenido heavy: ¡No es un golpe, no es un golpe, no es un golpe! El señor Arbilla hace lo propio, pero con menos elegancia y gracia que el oligarca hondureño.

Alfredo Arri (Theodoro)

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