Radio y televisión.
Alejandro Dolina en Radio Nacional.
Un capítulo nuevo en un ciclo de 25 años de éxito ininterrumpido.
Un capítulo nuevo en un ciclo de 25 años de éxito ininterrumpido.
Hace unos años, cuando Alejandro Dolina recaló en Radio 10 con un contrato sustancioso, recibió el insólito reproche de los mediocres de siempre. Todavía recordamos el despido abrupto -casi con boxeo incluído- que le dió a un periodista desubicado que lo estaba entrevistando a raíz de esa movida de radio...
Este año, finiquitado ya su contrato de Radio 10 por causas monetarias que la radio no pudo o no quiso asumir, recaló en Radio Nacional porque “no tuve ninguna otra oferta que la de Radio Nacional”, según dijo el propio artista. Esta afirmación de Alejandro Dolina que acabo de citar forma parte de sus respuestas a un extenso reportaje que le hizo Emanuel Respighi para Pagina/12, suplemento Cultura y Espectáculos, y que fue publicada el día 24 de enero.
Por supuesto, el periodista no eludió la pregunta obvia. Inútil pero obvia:
En realidad, nada justificaba esa pregunta. Siendo Alejandro Dolina el entrevistado hasta podría ser tomada por inapropiada o destemplada. Interpreto que, en realidad, la intención de quien llevaba adelante el reportaje era indagar si el artista y escritor no esperaba que se repitiera la maledicencia del mediocre, tal como había acaecido en la mudanza anterior, es decir, un juicio prejuicioso de que la presencia en una determinada radio podría definir su compromiso político, por decirlo de alguna manera.
El reportaje es, como dije, extenso. Es, además, rico en contenido. Esto último no es raro tratándose de Alejandro Dolina quien, como se sabe, es harto cuidadoso con las palabras, a la vez que es redondamente claro y preciso en la definición de los conceptos que las palabras definen. Al final de la entrada, el lector encontrará el enlace al reportaje en su versión completa en Pagina/12. Yo he querido traer aquí nada más que aquellos conceptos de Alejandro Dolina que rondan el tema de los medios:
Este año, finiquitado ya su contrato de Radio 10 por causas monetarias que la radio no pudo o no quiso asumir, recaló en Radio Nacional porque “no tuve ninguna otra oferta que la de Radio Nacional”, según dijo el propio artista. Esta afirmación de Alejandro Dolina que acabo de citar forma parte de sus respuestas a un extenso reportaje que le hizo Emanuel Respighi para Pagina/12, suplemento Cultura y Espectáculos, y que fue publicada el día 24 de enero.
Por supuesto, el periodista no eludió la pregunta obvia. Inútil pero obvia:
–¿Qué representa para usted el medio en el que está?
–No mucho, diría que nada. En primer lugar porque el programa tiene características que hacen que estemos afuera de la radio. Yo veo a los tipos que me contratan dos veces por año. Esa es una razón, si se quiere liviana. En segundo lugar, porque yo no soy un periodista político. Y en tercer término, sea porque lo que yo digo a la madrugada no les importa, o porque tienen un cierto respeto, nadie me dice lo que tengo que decir. Ni en Radio 10, ni en Continental ni en Nacional. Alguna vez diré entre todas las radios progresistas y fascistas en las que estuve cuál ha sido más rígida en sus prescripciones.
En realidad, nada justificaba esa pregunta. Siendo Alejandro Dolina el entrevistado hasta podría ser tomada por inapropiada o destemplada. Interpreto que, en realidad, la intención de quien llevaba adelante el reportaje era indagar si el artista y escritor no esperaba que se repitiera la maledicencia del mediocre, tal como había acaecido en la mudanza anterior, es decir, un juicio prejuicioso de que la presencia en una determinada radio podría definir su compromiso político, por decirlo de alguna manera.
El reportaje es, como dije, extenso. Es, además, rico en contenido. Esto último no es raro tratándose de Alejandro Dolina quien, como se sabe, es harto cuidadoso con las palabras, a la vez que es redondamente claro y preciso en la definición de los conceptos que las palabras definen. Al final de la entrada, el lector encontrará el enlace al reportaje en su versión completa en Pagina/12. Yo he querido traer aquí nada más que aquellos conceptos de Alejandro Dolina que rondan el tema de los medios:
Alejandro Dolina:
...Habría que pensar cómo se forma la opinión mayoritaria. ¿Es que la farándula o los agentes mediáticos representan una opinión preexistente, o es que el grado de manipulación ha llegado a ser perfeccionado de tal modo que esa opinión es generada desde los medios? El sistema ha hecho que ahora ni siquiera haya que esperar la opinión del público para saber si algo tiene éxito. El éxito ya viene construido con el producto, viene de fábrica. No hay que esperar el veredicto del público sobre determinado asunto porque ya el público no tiene esa tonicidad: los agentes mediáticos le arrebataron ese derecho. Se sale a decir algo y eso ya es. Jactarse de representar la opinión mayoritaria de la sociedad cuando las opiniones las fabrica uno es, al menos, perverso.
(…)
En el caso de la inseguridad el asunto se torna insoportable. Rápidamente se construye un sentido común que olvida los principios elementales de una discusión seria. Y porque además de preguntarse sobre los daños sociales que producen los delitos interpersonales, como los robos, habría que indagar sobre los daños sociales que causan los delitos cometidos por grandes corporaciones, los desastres ecológicos, quiebras fraudulentas, crisis financieras que se ocasionan por falta de pagos... Habría que comparar y analizar qué delito causa más daño a la sociedad. Otro punto es que el editorial sobre las noticias policiales no lo hace un editorialista, ni siquiera un famoso: la hace la víctima o los familiares cercanos, que desde luego están indignados.
(…)
La última etapa del proceso es que a partir de la descripción que la víctima hace de un hecho policial se describe el país. Es un mecanismo perverso tan sencillo que no sé cómo no resulta evidente. El sistema crea una mayoría, encarga la opinión sociológica a la víctima de un delito y describe la realidad del país a través de un hecho policial. Es un vicio del pensamiento insoportable. Con eso se genera una indignación generalizada y un partido político, que por ahora no tiene forma jurídica, pero que si la tuviera, seguramente ganaría las elecciones.
(…)
Hoy, los medios de comunicación o los empresarios que los manejan no tienen escrúpulo alguno. Periodistas hay de todo: buenos y malos, gente que no tendrá más remedio que decir lo que les dicen y otros que pensarán de esa manera. El inconveniente es que en este contexto la discusión política resulta innecesaria. ¿Para qué se necesita si ya con describir la realidad a través de un hecho policial se encuentra un discurso que genera indignación? ¿Para qué quiero hablar de política? No me conviene. Hablar de política es hablar del rol del Estado y señalar cuáles son las políticas del Gobierno y cuáles las de la oposición. Las políticas son acciones que llevan a un resultado. Por ejemplo: privilegiar el crecimiento del mercado interno es una política, tomar deuda es otra, hacer que el Estado intervenga para modificar las desigualdades que el mercado crea es una, dejar que el mercado dicte lo suyo es otra... No hay discusión política porque hay sectores que prefieren que no la haya. ¿Y entonces de qué hablan? De que le afanaron al cuñado. Nadie dice de dónde proviene la desigualdad social, el desamparo, que crea una circunstancia social donde la delincuencia es un elemento que se filtra.
Fuente: Conceptos de Alejandro Dolina en una entrevista de Emanuel Respighi para Suplemento Cultura y Espectáculos de Pagina/12 (Fragmentos) 24/01/10 Link: AQUÍ.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/12-16739-2010-01-24.html
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