domingo, 20 de junio de 2010

Domenech, Anelka y las malas compañías.

El observador primario.

Domenech, Anelka y las malas compañías.


El episodio lo conoce todo el mundo: un diario publicó un exabrupto de Anelka dirigido a Raymond Domench y Anelka fue deportado de la selección francesa de fútbol, metido en un avión de vuelta a casa en medio del Mundial Sudáfrica 2010, y objeto del maltrato ecuménico por parte de la gilada universal.

Patrice Evra, el capitán del equipo francés declaró luego: "El problema de Francia no es Anelka sino el traidor que existe entre nosotros y debemos eliminarlo del grupo." Estas declaraciones surgieron tras reconocer que si bien el altercado existió, y aunque no fueron ésas las precisas palabras que originaron el escándalo ("Andá a lavarte el culo, hijo de puta"), lo incordioso del tema está en que alguien del equipo fue corriendo a contárselo a algún periodista.

El observador primario anota: Lo que Patrice Evra lamenta pone al descubierto el hecho de que alguien queda en este mundo para quien los códigos de honor de grupo son para cumplirse, no sólo por lealtad al grupo sino además por amor propio. En otras palabras, el observador primario anota que quienes pensamos de esta manera, aunque quizás estemos en minoría, no estamos solos.

Cuando el integrante de un grupo cualquiera mantiene relaciones carnales clandestinas con periodistas, está predispuesto, desde el vamos, a traicionar al grupo. Nadie puede ser tan ingenuo como para imaginar siquiera que aunque la amante jornalista le jure por Dios por su fidelidad al off the record, la naturaleza prostibularia del periodista, a la corta o a la larga, lo traicionará. Quien formando parte del riñón de un grupo conspicuo mantiene relaciones de ese tipo con un periodista está predispuesto a la traición, desde el momento en que se somete, voluntariamente, a la posibilidad de ser traicionado.

En el barrio, a esta calaña de tipos los llamábamos forros.

En Política, la creciente proliferación de estos forros es una verdadera calamidad.


El observador primario.

El observador primario observa y comenta. No está para la reflexión ni para los grandes análisis. Es primario, primitivo, rudimentario.


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