jueves, 12 de agosto de 2010

Marcos Aguinis: ¡Pobre patria nuestra!

Bitácora del ciudadano de a pie. Política nacional.

Marcos Aguinis, o la condenación a la política.


En su texto publicado hoy en La Nación, el escritor e ideólogo del neoliberalismo Marcos Aguinis, hace una condenación abierta a la política. Desde el título mismo de su texto -Oposición decadente-, el pendolista de la derecha conservadora no escatima vituperios a aquella parte de la clase política que compone eso de existencia virtual que llaman "la oposición", manifestando -una vez más- esa contradicción insuperable que padecen estos analistas, como es la de considerar como sujeto de comportamiento unívoco a lo que en la realidad es nada más que un conglomerado de agrupaciones políticas con intereses diversos, si no contrapuestos en muchos casos.

Este blogger ha denucniado mil veces y de modos diferentes esa estúpida figura retórica de "la oposición". Desde la guarrada del ingeniero Huergo, que el 4 de julio de 2009 sentenció orondamente desde Clarín Rural que "había ganado la soja", hasta las reiteradas falacias de unidad sin fisuras para "la oposción", que los polícos anti K se repiten para los medios, esa figura retórica no ha parado de darse contra el muro de la realidad.

Mejor que este modesto blogger lo han expresado otros, más serios y más formales. Y lo han hecho, también, de mil modos diferentes. Hoy mismo, por ejemplo, lo ha reiterado Mario Wainfeld en su artículo que publica Pagina/12, de este modo impecable:

Suponer que en junio del año pasado un setenta por ciento orgánico votó contra el oficialismo fue un abuso de la estadística o una simplificación interesada.

fuente: Mario Wainfeld, Premisas diferentes. Pagina/12


La idea es clara: no existe una oposición que sea "la oposición". Existen agrupaciones políticas opositoras, variopintas, con intereses y objetivos diversos, a veces decididamente contrapuestos.

Pero esta realidad no puede ser aceptada por una derecha que ve, con desesperación, que no puede frenar -por el camino de las urnas- el proceso iniciado en 2003. Ellos necesitan de ese sujeto virtual llamado "la oposición", a la que le imponen la idea -peregrina- de rejuntarse todos en torno a un único candidato y con el único propósito de desplazar al kirchnerismo del poder formal. A como dé lugar. Y como ese sujeto no existe... reaccionan de diversos modos. Marcos Aguinis, en su nota de hoy, ha optado por reprenderlos, tildándolos de decadentes y grotescos. Recordaré que decadente es un adjetivo que significa "que decae". La llamada "la oposición" decae, con lo cual favorece al kirchnerismo, que crece. Y esto los vuelve locos. Y procaces.

"La oposición" está en decadencia, sentencia Aguinis. Son incapaces de conformar, de instituir, lo que el autor llama, pomposamente, Gran Programa Patriótico.

Metiendo aquí una apostilla sobre la utilización que hace Aguinis del sentimiento de patria (que ya no le pertenece en exclusividad a la derecha -¡Gracias a Dios!-), uno podría afirmar ante el texto de Aguinis, parafraseándolo: ¡Pobre patria nuestra!

Sí: pobre patria nuestra, porque si este intelectual propone la firma de una Gran Programa Patriótico, a la vez que califica de decadentes y grotescos a quienes serían los instituyentes de ese Gran Programa Patriótico, estamos perdidos.

En términos coloquiales, lo de Aguinis se podría traducir así: Los políticos que conforman la oposición son unos decadentes incapaces de superar sus diferencias grotescas en miras a un objetivo patriotico, Pero a la vez es necesario conformar un Gran Acuerdo Patriótico.

Si los políticos son incapaces de hacerlo, ¿quiénes podrían? Marcos Aguinis da la respuesta:

Duele confesar esto, pero la oposición ha entrado en una fase de decadencia. Temprana y peligrosa decadencia. Ojalá pueda superarla. Y lo haría si de inmediato conforma equipos técnicos para que se apliquen a diagramar un Gran Programa Patriótico, en el que tengan lugar los mejores proyectos y ambiciones de todos sus integrantes. No los dividen abismales diferencias. Lindan en el grotesco las peleas entre referentes políticos, que de súbito lanzan sus ideas sin haberlas sometido antes a un debate serio, racional y tranquilo con sus presuntos aliados.

fuente: Marcos Aguinis, Oposición decadente. La Nación.

¡Ah!: Los equipos técnicos. He aquí la madre del borrego: los equipos técnicos, o sea.... los no políticos. Volviendo al lenguaje coloquial, lo de Aguinis se traduce así: decadentes y grotescos, dejen todo en mano de los equipos técnicos

El eterno sueño neoliberal: el Estado debe ser controlado por los equipos técnicos y los políticos profesionales -decadentes y grotescos- sólo deben acariciar bebés y grabar spots para la tele a la hora de las campañas electorales, y gerenciar los negocios de las corporaciones y reprimir a los díscolos ciudadanos a la hora de gobernar. Porque los equipos técnicos incluyen, of course, un buen ejército de policías dispuestos a reprimir las demandas populares. Mauricio Macri es la prueba vigente de esta concepción no política de la política. Y ahí están los resultados en la ciudad capital.

¡Pobre patria mía! ¡Pobre patria nuestra!

Afortunadamente, miles de jóvenes, a lo largo y ancho del país, han decidido recuperar la política.


Alfredo Arri

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