domingo, 7 de noviembre de 2010

La semana política. Domingo 07/11/10

La semana política. Domingo 7 de noviembre de 2010.

Semblanteo.


Si hubo algo que caracterizó la semana política que acaba de finalizar, ése hecho fue que no hubo argentino que no hubiese sentido curiosidad de echar una mirada sobre Cristina. Los eficaces medios audiovisuales le dan al curioso la posibilidad de semblantear al personaje de una forma más fina que el ciudadano que, en vivo y en directo, es decir en el mismo acto en el que actúa el personaje -la Presidenta en este caso-. Ver a la Presidenta a cincuenta metros no es lo mismo que ver su rostro en los primeros planos que da la tele. La vibra tal vez pudiera ser menor para el espectador mediático, pero el semblanteo...

Y muchísimos quisimos, esta semana, semblantear a la presidenta.

Semblantear es un verbo genuinamente americano y es insustituible en este caso. El Diccionario de la Real Academia lo ha incorporado con una precisa definición: Mirar a alguien cara a cara para penetrar sus sentimientos o intenciones. Ni siquiera es necesario forzar el significado de la expresión "cara a cara" para aceptar la correcta definición del verbo -de la acción- y su aplicabilidad en este caso.

¿Por qué medio país, o más de medio país, estaba tan ansioso por semblantear a Cristina Fernández esta semana, como nunca lo había querido antes? Pues sencillamente porque había llegado la hora de ver con nuestros propios ojos si nuestra Presidenta era la "presidenta coraje", tal como tantas veces la había definido en público Néstor K, o si era una mujer a quien el dolor había quebrado, como a tantas y tantos que son tocados por esa puta y azarosa circunstancia trágica de la muerte.

Su primera aparición pública fue el lunes 1 de noviembre, en un breve mensaje grabado, destinado a ser difundido por cadena nacional. En él, Cristina Fernández agradeció a todos aquellos que de un modo u otro le habían hecho llegar sus condolencias. A pesar de lo breve del mensaje hubo la oportunidad de introducir dos conceptos de valor político, es decir, que iban más allá de lo formal. El primero fue el agradecimiento especialísimo a la juventud militante, lo cual es una definición política; y el segundo fue la terminante aclaración: No es éste el momento más difícil de mi vida; es el más doloroso. Ayer sábado 6, en su programa de radio, Eduardo Aliverti tradujo al lenguaje de barrio esas palabras: estoy hecha mierda, pero sigo de pie y entera.

Como se ve, en esa primera ocasión, el ciudadano de a pie tuvo más oportunidad de reflexionar a partir de las palabras presidenciales que de semblantear a la persona. Los estragos del dolor estaban a la vista.

Después hubo una serie de actos de la agenda, en distantes puntos del país. Ahí sí, el ciudadano de a pie pudo semblantear a la presidenta y del semblanteo sacar la conclusión de que Cristina Fernández sigue entera, dolorida, pero lúcida, y decidida a continuar, al menos, con el gobierno.

Una muy importante cantidad de ciudadanos de a pie fantaseamos, además, con que Cristina se presente para la reelección. Pero eso es exigir demasiado de una persona por quien, además, se la tiene en buena estima. Más sabia -cínicamente sabia- ha estado Elisa Carrió, quien le acaba de aconsejar a la Presidenta que haga su duelo, algo que en sí mismo lleva sus tiempos. Que ella, en caso de hallarse en lugar de Cristina, Lilita dixit, dejaría el gobierno en manos de su jefe de gabinete por unos días. Más ambiciosa en sus fantasías estuvo Margarita Stolbizer para quien lo mejor que podía hacer Cristina era llamar a un gobierno de transición, o algo así. Claro, hay una diferencia entre estas dos dirigentes mujeres: Carrió apela hipócritamente a la salud mental y espiritual de la presidenta; Stolbizer, en cambio, parece decir que, muerto Néstor K, Cristina quedó como descerebrada. Las dos le tienen a ella el miedo que le tenían a él. El miedo que da la superioridad apabullante, inalcanzable del otro.

En los actos públicos, por otra parte, Cristina no deja de mencionar a Néstor K, llamándolo "él". Ese reflejo -¿recurso?- no es bueno. Si es por dolor, sería como confesar que éste afea el cacumen ni bien aflora la emoción. Si es por especulación... bueno, si es por especulación, sería francamente condenable.

En resumidas cuentas: a esta altura de la soirèe no estamos en condiciones de afirmar, los ciudadanos de a pie en actitud contemplativa y semblanteadora, si Cristina Fernández es, en definitiva, la "presidenta coraje", o definitivamente no lo es. Habrá que ver. Los deseos pegan más que lo' anali' de la realidá.

Y nadie está exento a ello. Los super-analistas políticos con firma registrada en los diarios del poder, tienen opinión dividida. Para Alfredo Leuco, está por verse. Tal vez se retire. Muerto uno y retirada la otra, volverá la paz a la patria sojera. Para Joaquín Morales Solá, Cristina se presentará a reelección y será tan molesta (peligrosa) como su finado cónyuge.

Leamos párrafos de estos dos pendolistas:

Un proyecto está en marcha. Cristina Kirchner optará por la reelección si las cosas le salen bien. (...) La calma es una extraña constatación, pero es sólo una apariencia. Un viejo peronista decía que nada cambiará porque nada cambió. Siguen allí Moreno, Boudou, Timerman, hasta el resucitado Ricardo Jaime y, sobre todo, la crispación. Ellos y los modos kirchneristas son los que habían empujado al Gobierno hasta el fondo de las encuestas. La propia Cristina Kirchner sacó también a pasear su carácter en los últimos días, no bien se repuso. Dura e implacable. Ni siquiera se descarta que ella avance con nuevas decisiones que afectarían la libertad de prensa. La muerte puede cambiar la vida, pero no cambia a los que viven.

joaquin morales sola, lanacion.com. domingo 7/11/10
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1322527



La fotografía muestra a la Presidenta más fuerte que nunca. Eso no significa que se pueda dar por segura su victoria en los comicios de 2011.

No se trata de un hecho inmodificable. Falta un año. Hay que ver la película completa. ¿Qué pasa si Cristina acepta el ruego de su hija Florencia y se repliega a la vida familiar después de entregar el bastón de mando al futuro jefe de Estado? ¿Es irracional pensar que tome esa determinación después de haber logrado lo que ningún matrimonio logró en la historia argentina, al llegar ambos a la conducción del Estado por el voto popular? ¿A qué más puede aspirar Cristina después de haber perdido a su compañero de toda la vida y con el que gobernó durante ocho años? ¿Será cierto que mientras cocinaba en su nueva casa, su hija le reclamó más presencia materna y hasta la invitó a que en 2011, con el deber militante largamente cumplido, se fuera a vivir a Nueva York con ella? Sus amigos de Río Gallegos dicen que hay que prestarle atención a la frase: “Mi vida cambió para siempre”. En las tribunas se refiere a la muerte de “él”, porque se le estruja el corazón cuando lo nombra y evita decir que se fue el padre de sus hijos porque no puede contener las lágrimas. Cristina fue diputada y senadora nacional durante muchos años y eso la mantuvo lejos de su hogar.


alfredo leuco, perfil, 5/11/10
http://www.perfil.com/contenidos/2010/11/05/noticia_0032.html

Como se ve, las conspicuas plumas del establishment también, o confunden deseos con realidad, o siguen padeciendo el miedo, que les impide el buen pensar.

Lo único cierto de esta semana que terminó, es que tanto los analistas como los políticos de la oposición están tan desorientados que no saben qué trole hay que tomar. Y esto es grave, porque los últimos necesitan de los argumentos de los primeros para funcionar. Bueno, en realidad las cosas no son así. Es decir, no deberían ser así. Lo son transitoriamente porque a la inmensa mayoría de los miembros de nuestra clase política hoy militante en la oposición, no les funciona el cerebro. Leves o graves ACV provocadops por el odio les ha impedido pensar en estos últimos tres años; y ahora no saben siquiera cómo recuperar la herramienta del buen analizar.

La inmensa mayoría de los políticos opositores apenas si han comenzado a recuperarse de un desgraciado ACV. Algunos saldrán sin secuelas. Otros, en cambio...



Alfredo Arri.

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