Los medios, los políticos, las gaviotas y las palomas.
Seleccionamos la parte final del texto que publicó Manuel Vicent en El País, el día 20 de junio.
Dice el célebre articulista.
(...)
Todos los científicos, inventores y exploradores que han abierto camino a la inteligencia han sido individuos optimistas que sin ver siquiera la luz al final del túnel han seguido adelante en medio de la oscuridad, movidos por el único afán de proporcionar felicidad a la gente. A este empeño se han unido también los artistas, los creadores, los visionarios ingenuos. Pero sin necesidad de ser un prócer, un líder, un científico o un creador existen ciudadanos corrientes que tienen el don de transmitir alrededor un fluido positivo contra cualquier clase de depresión y gracias a ellos la sociedad puede seguir respirando. Hoy nuestro país se halla bajo una sensación de asfixia. Cualquier emisora que conectes, a cualquier barra de bar, tertulia o despacho que te acerques no oirás un comentario que no hurgue con placer masoquista en la herida de la crisis. Hay que atravesar un largo estercolero de insultos, estupideces, una salmodia derrotista pronunciada con una verborrea mediocre para encontrar una opinión inteligente, ponderada y positiva que te alegre la vida. Ignoro qué progresista, incluido Picasso, eligió a la paloma como símbolo de la paz siendo un pájaro tan violento y qué conservador pensó que la gaviota era un ave que sobrevolaba el mar de la libertad, siendo tan carroñera. Las palomas en cuanto ven a una colega herida no cesan de picotearla hasta destrozarla. Las gaviotas cambian con gusto un banco de sardinas a flor de agua por un albañal lleno de desperdicios. En este país hay abierto un concurso siniestro para saber qué político es más inane, qué comentarista une mejor la ignorancia con la audacia y ambas con la mala leche, qué paloma es más cruel y qué gaviota es más sucia.
fuente: El País.
Manuel Vicent recoge un estado de ánimo y un comportamiento colectivo en medio de una crisis. Sin embargo, desde esta parte del mundo podemos alertar al intelectual de allende el oceáno, que no es necesaria una crisis para advertir tales comportamientos en una sociedad enferma. Basta con que las malas personas, mal intencionadas... posean algunos medios de comunicación.
Por estos pagos no tenemos crisis, al menos en los términos en los que ésta agobia a los españoles y a otros europeos por estos días, pero estamos llenos de políticos vacuos, comentaristas ahítos de mala leche, de palomas crueles y de gaviotas mugrosas.
Alfredo Arri.
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