Las increíbles tapas de Clarín y La Nación
sobre el culebrón Sadous.
Eduardo Feinmann, La Brujita Verón,
Néstor Kirchner y Clarín.
sobre el culebrón Sadous.
Eduardo Feinmann, La Brujita Verón,
Néstor Kirchner y Clarín.
No es necesario recordar la escena con todos sus detalles dado que la conoce todo el mundo y se ha convertido en una de las escenas clásicas de los programas de archivo de la tele: Eduardo Feinmann entrevista a Juan Sebastián Verón y en la entrevista le mete, en nombre de la gente, su creencia de que el futbolista, durante el Mundial Corea-Japón, había tirado la pelota afuera a propósito. Luego de un cruce semántico entre ambos, y cuando el futbolista increpado había pasado sobradamente los límites de la gastada al inoportuno, terminó espetándole, a manera de sobrador remate, una transparente ironía: Tenés razón: la tiraba afuera a propósito.
La entrevista duró un par de minutos más y luego de que la comunicación entre entrevistador y entrevistado fuese cortada, el dueño de casa, es decir, el periodista entrevistador, con los modos inequívocos de un chico que acaba de perder una pulseada compadrita, le dice a su clientela, es decir, a los telespectadores: Verón me reconoció que la tiraba afuera a propósito. Lo dijo aqui. Usted lo escuchó.
La escena, como dije, es archiconocida y se ha convertido en un clásico de los programas que explotan archivos de la tele. Está claro que, de no ser por estos programas de archivo, la escena -entre patética y cómica- no dejaría de ser una anécdota con destino de olvido. Y en realidad es el destino que tiene, ya que sólo se la recuerda cada vez que, por algún capricho de los programadores de la tele se la repite. O se la recuerda en ocasiones raras, como por ejemplo ésta que ejerzo, aquí mismo, en esta entrada.
Ahora bien: lo sorprendente en estos días ha sido que Clarín y La Nación han repetido la patética escena, pero con el agravante de que esta pendejada, por decirlo de un modo coloquial pero gráfico, la han colocado en tapa de ambos diarios. Es decir: le dieron destino de hemeroteca; que es lo contrario a un destino de olvido.
Me refiero, claro está, a las tapas de Clarín y La Nación en las que se dice: "De Vido reconoció que funcionó una embajada paralela" en Clarín; y "Admitió De Vido que existió una diplomacia paralela" en La Nación.
Cualquiera que esté informado conoce las declaraciones de Julio De Vido que dieron origen a esos títulos en tandem:
En declaraciones radiales -es decir, además existe el audio que no da lugar a equívocos-, el ministro de Planificación dijo: "Si cuando él (Sadous) habla de una embajada paralela se refiere a todo lo que tuvimos que hacer porque él no hacía nada o porque se la pasaba de copetín en copetín, bueno, tómelo como una embajada paralela."
Es obvio que De Vido no tiene, ni la chispa de Aníbal Fernández, ni la habilidad de gambeta (futbolera y semántica) de Juan Sebastián Verón, pero la ironía está tan clara que uno no puede imaginar siquiera cómo es que originó al menos un título, el de La Nación, ya que el de Clarín es comprensible, dado que sus editores hace rato que han descendido a los niveles de capricho pendejeril de un Eduardo Feinmann.
Se comprende de suyo que la intención de ambos diarios es producir el impacto dirigido al lector de títulos que pasa por los quioscos y que, además, esté desinformado. Algo así como una volanteada. Un poco cara, es cierto, pero efectiva.
Como sea, esta guerra de medios, en la cual Clarín y La Nación (Papel Prensa) están en el medio de todos los combates, ha alcanzado niveles de guerra sucia. Tampoco del lado de los medios cercanos al gobierno se conserva el decoro en todo momento. En su edición de hoy Miradas al Sur se hace eco de una versión que hace rato circula en la red, como es la de que, en una de sus declaraciones, el otrora propietario de La Razón a partir de los '80, José Pirillo, said:
Como se ve, detrás de toda esta historia hay mucho más de lo que los ciudadanos del común podríamos siquiera imaginar desde nuestras plácidas o poco plácidas vidas. Lo único que podemos tener en claro hasta hoy es que las reacciones de Clarín, que se reflejan en sus tapas cada vez más burdas, no son más que la expresión de, o bien un pendejo que no sabe asimilar la pérdida de una baza compadrita (como la de Eduardo Feinmann con La Brujita Verón), o bien... la más redonda desesperación de la fiera acorralada.
La entrevista duró un par de minutos más y luego de que la comunicación entre entrevistador y entrevistado fuese cortada, el dueño de casa, es decir, el periodista entrevistador, con los modos inequívocos de un chico que acaba de perder una pulseada compadrita, le dice a su clientela, es decir, a los telespectadores: Verón me reconoció que la tiraba afuera a propósito. Lo dijo aqui. Usted lo escuchó.
La escena, como dije, es archiconocida y se ha convertido en un clásico de los programas que explotan archivos de la tele. Está claro que, de no ser por estos programas de archivo, la escena -entre patética y cómica- no dejaría de ser una anécdota con destino de olvido. Y en realidad es el destino que tiene, ya que sólo se la recuerda cada vez que, por algún capricho de los programadores de la tele se la repite. O se la recuerda en ocasiones raras, como por ejemplo ésta que ejerzo, aquí mismo, en esta entrada.
Ahora bien: lo sorprendente en estos días ha sido que Clarín y La Nación han repetido la patética escena, pero con el agravante de que esta pendejada, por decirlo de un modo coloquial pero gráfico, la han colocado en tapa de ambos diarios. Es decir: le dieron destino de hemeroteca; que es lo contrario a un destino de olvido.
Me refiero, claro está, a las tapas de Clarín y La Nación en las que se dice: "De Vido reconoció que funcionó una embajada paralela" en Clarín; y "Admitió De Vido que existió una diplomacia paralela" en La Nación.
Cualquiera que esté informado conoce las declaraciones de Julio De Vido que dieron origen a esos títulos en tandem:
En declaraciones radiales -es decir, además existe el audio que no da lugar a equívocos-, el ministro de Planificación dijo: "Si cuando él (Sadous) habla de una embajada paralela se refiere a todo lo que tuvimos que hacer porque él no hacía nada o porque se la pasaba de copetín en copetín, bueno, tómelo como una embajada paralela."
Es obvio que De Vido no tiene, ni la chispa de Aníbal Fernández, ni la habilidad de gambeta (futbolera y semántica) de Juan Sebastián Verón, pero la ironía está tan clara que uno no puede imaginar siquiera cómo es que originó al menos un título, el de La Nación, ya que el de Clarín es comprensible, dado que sus editores hace rato que han descendido a los niveles de capricho pendejeril de un Eduardo Feinmann.
Se comprende de suyo que la intención de ambos diarios es producir el impacto dirigido al lector de títulos que pasa por los quioscos y que, además, esté desinformado. Algo así como una volanteada. Un poco cara, es cierto, pero efectiva.
Como sea, esta guerra de medios, en la cual Clarín y La Nación (Papel Prensa) están en el medio de todos los combates, ha alcanzado niveles de guerra sucia. Tampoco del lado de los medios cercanos al gobierno se conserva el decoro en todo momento. En su edición de hoy Miradas al Sur se hace eco de una versión que hace rato circula en la red, como es la de que, en una de sus declaraciones, el otrora propietario de La Razón a partir de los '80, José Pirillo, said:
José Pirillo, quien le relató a Bergesio que Magnetto le había contado que había sido él, personalmente, quien le había conseguido los niños a Ernestina Herrera de Noble. ""Cuando le consigue los chicos a Ernestina, Magnetto se queda con la línea editorial del diario -relató Pirillo a Miradas al Sur- Ahí, en 1976, él toma el poder. Y ahí es también cuando él empieza a tener poder en Papel Prensa. A Ernestina la tiene en una caja de cristal, la hace vivir como una reina madre, pero no manda. Ésa fue la maniobra que hizo Magnetto. Él nunca apareció como siendo él quien entregó a los chicos de Herrera de Noble. A mí me pidió que no publicara nada en La Razón sobre el tema de los hijos desaparecidos". Me dijo: ''Tengo el suficiente poder, José, dejate de joder, los hijos se los conseguí yo con Videla''. Cuando dejo de publicar sobre hijos de desaparecidos y sigo con apropiación de bebés me vuelve a pedir: ''Che, no publiqués nada''. Yo le pregunté: ''¿Pero qué pasa con eso?''. ''Que me afecta a mí y a mi mujer, José, porque los hijos que tengo me los consiguió Elisa Carrió en el Chaco cuando era empleada de la Corte Suprema''. O sea que no están sólo los hijos de Herrera de Noble en el paquete, están los de él de por medio"".
fuente: Miradas al Sur, domingo 27 de junio de 2010, pgs 2 y 3. (El difícil horizonte judicial de Magnetto)
Como se ve, detrás de toda esta historia hay mucho más de lo que los ciudadanos del común podríamos siquiera imaginar desde nuestras plácidas o poco plácidas vidas. Lo único que podemos tener en claro hasta hoy es que las reacciones de Clarín, que se reflejan en sus tapas cada vez más burdas, no son más que la expresión de, o bien un pendejo que no sabe asimilar la pérdida de una baza compadrita (como la de Eduardo Feinmann con La Brujita Verón), o bien... la más redonda desesperación de la fiera acorralada.
Alfredo Arri.
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