Beatriz Sarlo y la volatilidad
electoral de las clases medias.
electoral de las clases medias.
En su artículo de hoy, Beatriz Sarlo denuncia que el kirchnerismo trata de conquistar a las clases medias con miras al 2011, dado que "Los Kirchner han entendido la lección de 2008 y del conglomerado que rodeó el Monumento de los Españoles y el de la Bandera en Rosario."
¡Chocolate por la noticia! No hay partido político o alianza de partidos que aspire seriamente al poder que no trate de seducir a las clases medias urbanas, ya que son éstas las que definen una elección. Si no, ¿qué sentido tendrían, por ejemplo, las eternas menciones a la "inseguridad" que suelen hacer los candidatos a la hora de dirigirse a las ciertas clases medias urbanas? Ninguno: ellos saben que no podrán satisfacer las necesidades de seguridad de esas clases medias si no eliminan de cuajo las causas que producen la delincuencia. Y sin embargo, le dan a la lengua con sus campañas de seguridad a la hora de "acariciar bebés" para las cámaras de tevé.
Sarlo le achaca al kirchnerismo la tropelía de alzarse con ideas ajenas con esos fines, y pone como ejemplos el matrimonio igualitario pensado por Vilma Ibarra (matrimonio al que Sarlo adjetiva gay) y la asignación universal por hijo. Una prueba flagrante, para Sarlo, de la falta de escrúpulos de los Kirchner, quienes han realizado "el rejunte de lo nuevo y lo viejo, de lo progresista y lo inadmisible" siempre con fines especulativos. Y los contrapone al impoluto Rodríguez Zapatero, quien impuso el matrimonio igualitario en España porque lo había prometido en su campaña electoral. ¿Estaba la promesa de ajuste brutal, o la perspectiva de una desocupación del 22 por ciento para España en la campaña electoral del PSOE? Ni ahí. Pero de esas acciones "oportunistas" de Zapatero, nada dice Sarlo. Ni podría: porque la excusa de que España sufre la crisis originada en Wall Street no serviría, desde el momento que la misma crisis pasó por aquí, afectándonos mucho menos que a los españoles.
Aunque en algún momento de su texto admite que el carácter de veleta electoral tan característica de la clase media en general es "muy difícil de explicar", Beatriz Sarlo no se priva de repetir el inventario de lugares comunes que tratan de explicar ese fenómeno de volatilidad. Un inventario que se inició en el 55, como lo reconoce la propia autora, pero... ahí está.
Pero lo más interesante (en muchos aspectos) del texto sarliano de hoy es ver cómo la pluma se le va solita a la hora de escribir, deschavando los peores mambos interiores de las clases medias intelectualizadas. Así, por ejemplo, queda sacudida "con toda la repugnancia que causa la corrupción" (actual, claro), aunque luego, al recordar tiempos pretéritos pero recientes, escribe: "También el gobierno de Menem enfrentó acusaciones de corrupción." Una cosa es ser un repugnante corrupto, y otra padecer acusaciones de corrupción. En otras palabras, Beatriz Sarlo participa de la idea tilinga que es mucho más repugnante el transporte de dos o tres plantas de marihuana en el coche oficial de una repartición, que la liquidación de Aerolíneas, de YPF, o el gran despojo a los trabajadores a la hora de inventar AFJP.
Lo único rescatable del texto de Sarlo publicado hoy es su advertencia a la oposición: si le quieren ganar a Kirchner, con el rejunte anti K no van a ninguna parte. Lo dice con estas palabras:
Teniendo en cuenta lo que había expuesto antes como "argumentos" para alcanzar ese dictamen final, está claro que lo que Beatriz Sarlo quiere advertir a la oposición es que están perdiendo a las clases medias, que el anikirchnerismo por el antikirchnerismo mismo no paga. O paga lo que ya pagó y no más, si no menos. La autora lo reflejó en todas sus notas: estuvo en el relanzamiento de Néstor Kirchner como jefe del PJ, estuvo en el acto de Ferro y estuvo en la calle en los días del Bicentenario. Lo vio en vivo y en directo. Sabe, sin dudarlo, que la realidad -aun entre las clases medias o sobre todo en las clases medias- no pasa por la realidad virtural que pintan los medios y a la que los políticos de la oposición se suman tan estúpidamente.
¡Chocolate por la noticia! No hay partido político o alianza de partidos que aspire seriamente al poder que no trate de seducir a las clases medias urbanas, ya que son éstas las que definen una elección. Si no, ¿qué sentido tendrían, por ejemplo, las eternas menciones a la "inseguridad" que suelen hacer los candidatos a la hora de dirigirse a las ciertas clases medias urbanas? Ninguno: ellos saben que no podrán satisfacer las necesidades de seguridad de esas clases medias si no eliminan de cuajo las causas que producen la delincuencia. Y sin embargo, le dan a la lengua con sus campañas de seguridad a la hora de "acariciar bebés" para las cámaras de tevé.
Sarlo le achaca al kirchnerismo la tropelía de alzarse con ideas ajenas con esos fines, y pone como ejemplos el matrimonio igualitario pensado por Vilma Ibarra (matrimonio al que Sarlo adjetiva gay) y la asignación universal por hijo. Una prueba flagrante, para Sarlo, de la falta de escrúpulos de los Kirchner, quienes han realizado "el rejunte de lo nuevo y lo viejo, de lo progresista y lo inadmisible" siempre con fines especulativos. Y los contrapone al impoluto Rodríguez Zapatero, quien impuso el matrimonio igualitario en España porque lo había prometido en su campaña electoral. ¿Estaba la promesa de ajuste brutal, o la perspectiva de una desocupación del 22 por ciento para España en la campaña electoral del PSOE? Ni ahí. Pero de esas acciones "oportunistas" de Zapatero, nada dice Sarlo. Ni podría: porque la excusa de que España sufre la crisis originada en Wall Street no serviría, desde el momento que la misma crisis pasó por aquí, afectándonos mucho menos que a los españoles.
Aunque en algún momento de su texto admite que el carácter de veleta electoral tan característica de la clase media en general es "muy difícil de explicar", Beatriz Sarlo no se priva de repetir el inventario de lugares comunes que tratan de explicar ese fenómeno de volatilidad. Un inventario que se inició en el 55, como lo reconoce la propia autora, pero... ahí está.
Pero lo más interesante (en muchos aspectos) del texto sarliano de hoy es ver cómo la pluma se le va solita a la hora de escribir, deschavando los peores mambos interiores de las clases medias intelectualizadas. Así, por ejemplo, queda sacudida "con toda la repugnancia que causa la corrupción" (actual, claro), aunque luego, al recordar tiempos pretéritos pero recientes, escribe: "También el gobierno de Menem enfrentó acusaciones de corrupción." Una cosa es ser un repugnante corrupto, y otra padecer acusaciones de corrupción. En otras palabras, Beatriz Sarlo participa de la idea tilinga que es mucho más repugnante el transporte de dos o tres plantas de marihuana en el coche oficial de una repartición, que la liquidación de Aerolíneas, de YPF, o el gran despojo a los trabajadores a la hora de inventar AFJP.
Lo único rescatable del texto de Sarlo publicado hoy es su advertencia a la oposición: si le quieren ganar a Kirchner, con el rejunte anti K no van a ninguna parte. Lo dice con estas palabras:
Si a un sector no le importa lo que le parecía fundamental hace dos años, más que lamentarse por el cambio, habría que preguntarse por las razones. La respuesta no es que hace falta una oposición unida para ganar. A los Kirchner no hay que ganarles de cualquier modo, en un rejunte sin principios, sino mejor y para adelante, con ideas que lleguen a la roca dura de la pobreza y también arraiguen en el mundo más volátil de los grupos sociales y culturales.
fuente: Beatriz Sarlo, La conquista de las capas medias.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1293047
Teniendo en cuenta lo que había expuesto antes como "argumentos" para alcanzar ese dictamen final, está claro que lo que Beatriz Sarlo quiere advertir a la oposición es que están perdiendo a las clases medias, que el anikirchnerismo por el antikirchnerismo mismo no paga. O paga lo que ya pagó y no más, si no menos. La autora lo reflejó en todas sus notas: estuvo en el relanzamiento de Néstor Kirchner como jefe del PJ, estuvo en el acto de Ferro y estuvo en la calle en los días del Bicentenario. Lo vio en vivo y en directo. Sabe, sin dudarlo, que la realidad -aun entre las clases medias o sobre todo en las clases medias- no pasa por la realidad virtural que pintan los medios y a la que los políticos de la oposición se suman tan estúpidamente.
Alfredo Arri
o0o
Puede que sea como dice Sarlo theodoro,la sociedad es muy cambiante. Vivo en el unico lugar del mundo donde fracaso Mc donalds. Bahia BLanca y te cuento que los K estan mirando serio para este lado.No se por que.
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